Después de los excesos de los festejos decembrinos, es probable que en tus redes sociales veas la foto de un platillo saludable acompañado del hashtag #whole30 ¿de qué se trata? ¿es sólo una moda? Como su nombre lo dice, el programa de alimentación conocido como Whole30, es una dieta que dura 30 días, cuyo objetivo es limpiar los malos hábitos alimenticios. Por eso se ha vuelto muy popular durante el mes de enero.
Se busca eliminar aquellos alimentos que pueden tener un impacto negativo en tu salud, como lácteos, azúcar, granos, legumbres y alcohol. Básicamente es decirle adiós al estilo de comer del último mes, que en muchos casos incluye grandes cantidades de alcohol, postres todos los días y bastantes antojitos llenos de carbohidratos refinados. Eso sí, si un solo día comes algo que no esta permitido, tienes que empezar de nuevo… nada de rosca de Reyes.
No es un programa nuevo, sus creadores son Dallas y Melissa Hartwig, dos nutricionistas deportivos, que lo fundaron en el 2009. Al principio no tuvo mucho éxito hasta hace un par de años, cuando escribieron el libro “The Whole30: The 30-Day Guide to Total Health and Food Freedom” (Whole30: la guía de 30 días para la salud total y la libertad alimentaria). Los creadores insisten en que no se trata de una dieta, ya que las dietas se basan en restricciones temporales cuyo objetivo es perder peso. Whole30 busca enseñar como reacciona cada cuerpo a diferentes alimentos y cambiar la forma de pensar a largo plazo. No se trata de establecer una manera "correcta" de comer, sino brindar una estructura y herramientas para descubrir qué es lo que te hace sentir bien.
Si te comprometes a seguir la dieta Whole30, puedes comer carnes rojas, carnes blancas, pescados, todo tipo de verduras y frutas, grasas saludables y café (sin agregar ningún tipo de lácteo). Ahora prepárate, porque están prohibidos los siguientes alimentos: azúcares y edulcorantes naturales o artificiales, alcohol, granos y cereales, legumbres, papas, soya, lácteos, aditivos procesados (carragenina, sulfitos y glutamato monosódico), ni antojos con ingredientes aprobados por la dieta Whole30, es decir nada de pizza con masa de coliflor o hot cakes Paleo (huevo y plátano).
Si te fijas a simple vista el programa Whole30 tiene muchos parecidos con la dieta Paleo. Pero en realidad son dos cosas bastante diferentes. Whole30 es una desintoxicación a corto plazo que busca promover un estilo de vida más saludable, y la dieta Paleo es un estilo de vida. Los dos se enfocan en consumir alimentos integrales y saludables, la principal diferencia es que en Whole30 se elimina todo tipo de endulzantes e imitaciones de platillos. Al final de cuentas nuestro cerebro no distingue la diferencia entre un brownie hecho con harina de almendra y uno normal, sólo sabe que quiere azúcar. Si sigues comiendo ese tipo de antojos durante 30 días, tus hábitos realmente no están cambiando.
¿Por qué 30 días? Se dice que para que un hábito se adhiera tienen que pasar 66 días, pero si le decimos a alguien que tiene que seguir este plan alimenticio durante ese período de tiempo tan largo, puede ser algo intimidante. Treinta días suena como un buen compromiso, es lo suficientemente largo para ver resultados, pero no tan largo que te de miedo empezarlo ¿Listo para empezar a utilizar el hashtag #whole30?
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