Pocas veces nos dejamos inspirar por otras personas, a veces, el ego y el sentir que "sabemos todo sobre deportes" nos hace pensar, equivocadamente, que no necesitamos escuchar historias de otros. Hemos aprendido a convertir en una necesidad para nuestros entrenamientos los gadgets, los tenis con la mejor y última tecnología, la ropa dry-fit y sentimos que sin toda esta "parafarnalia" del consumismo fitness no podríamos sobevivir; pues para eso vengo a hablarles hoy de los Rarámuris, para mostrarnos que tan equivocados a veces podemos estar. Los Rarámuris (que significa "de pies ligeros"), o Tarahumaras, pueblo nativo de México asentado principalmente en la zona norte del país, viven marginados del resto de la República debido a su situación geográfica, ya que las zonas montañosas literal forman una barrera para entrar-salir de la zona. La segregación cultural, la hambruna y los climas extremos son solo algunos de los elementos con los que conviven a diario; sin embargo, esto no ha sido impedimento para que esta importante comunidad indígena nos haya demostrado a todos los privilegiados que vivimos en una sociedad urbanizada, que no existe pretexto ni limitación para sobresalir en un deporte.
Ésta comunidad ha destacado a nivel mundial, por forjar corredores campeones de competencias de alta resistencia, y según un artículo publicado por CNN México quien entrevistó a un destacado promotor de corredores Rarámuri, tiene la perfecta justificación a este suceso:
La resistencia de los rarámuris está ligada a la vida que llevan las madres de este grupo indígena asentado en el estado de Chihuahua. Muchos no se han puesto a pensar en esto, es una madre activa, en movimiento, cuida chivas, lava, trae agua, atiende al marido de sol a sol y todo lo hace con el niño en el vientre. El niño desde que nace tiene que enderezarse y aprender a caminar y valerse por él mismo y resistir el frío, el agua, el hambre.
Evidentemente su éxito lo logran, sin el nuevo par de tenis con suela de aire, sin geles ni "sport beans", sin si quiera mallas de compresión, su recorrido lo hacen descalzos o con huaraches hechos a partir de piel de venado fabricadas por ellos mismos y si bien hoy en día es admirable conocer a maratonistas que corren los habituales 42k, ver a los Tarahumaras correr 600km en un lapso no mayor a 3 días nos hace agacharnos y quitarnos el sombrero.
Sin duda alguna, un ejemplo de humildad para muchos deportistas engrandecidos y sobre todo un claro ejemplo de que las circunstancias no nos forjan, sino que nosotros debemos forjar a las circunstancias.
¡A entrenar!
Foto | Luis Escobar