Para algunas personas es lo más normal del mundo tomar el teléfono y hacer una llamada, pero para otras personas la idea de tener que hacer o recibir una llamada requiere de mucho esfuerzo. Odiar el teléfono no significa necesariamente que tengas ansiedad social, aunque a menudo van de la mano, algunas personas que no tienen problemas con las interacciones sociales tienen un profundo temor de hacer o recibir una llamada.
Una de las posibles razones es que cada vez las llamadas se vuelven menos comunes, siendo reemplazadas por los mensajes de texto. En 2011, una encuesta del grupo Pew Research encontró que una persona promedio en Estados Unidos hacia o recibía poco más de 12 llamadas al día. En el 2015, un estudio lo puso más cercano a seis. Mandamos aproximadamente cinco veces más mensajes de texto en comparación con las llamadas telefónicas que realizamos.
Veamos que dice la ciencia sobre este miedo a las llamadas telefónicas. Se estima que más del 90 por ciento de la comunicación es no verbal. Las palabras son sólo una pequeña parte de cómo transmitimos significado. Solo podemos ver las expresiones faciales, el lenguaje corporal, y los gestos cuando hablamos cara a cara con otras personas. Cuando hablamos por teléfono la única parte de la comunicación que tenemos es la voz.
Además de que es más difícil comprender lo que la otra persona está diciendo, también es complicado saber que piensan de lo que les estamos contando, porque no estamos recibiendo empatía a través de expresiones faciales. Por ejemplo, levantar las cejas transmite la idea de que nos están escuchando, un asentimiento de la cabeza nos anima a que sigamos, ojos dispersos nos avisan que es momento de cambiar de tema. Sin estas señales, la conversación se convierte más en una adivinanza.
Entonces ¿por qué es más aterrador una llamada telefónica que un mensaje de texto? Un mensaje de texto tampoco tiene señales no verbales. La diferencia es que con la comunicación escrita tenemos tiempo para poner en orden nuestros pensamientos, para editar lo que estamos escribiendo y para recapacitar antes de picar el botón de enviar. En una llamada telefónica no tienes ese lujo. Además los mensajes de textos los puedes mandar entre actividades, una llamada telefónica requiere de toda tu atención.
Los seres humanos somos individuos muy sociales, así que cualquier situación en la que nos sentimos evaluados no nos gusta y nos genera estrés. Es lo mismo que hablar en público o tener una entrevista de trabajo. El hecho de que cada vez las llamada telefónicas sean menos frecuentes, también nos hace más torpes e inexperimentados, dándonos una sensación de miedo.
La mala noticia es que, al igual que mucha otras fobias, la mejor forma de solucionarla es enfrentándonos a ella. Cuanto más lo practiques, menos problemático y estresante parecerá.
Imágenes | Kai Chan Vong | Álvaro Ibáñez | Guillermo Alonso |
En Vitónica México | Consejos de seguridad en el uso de los teléfonos celulares En Vitónica México | ¿Adicto a tu celular? Puedes tener nomofobia