Seguramente has escuchado hablar sobre el jarabe de maíz de alta fructuosa, pero ¿realmente sabes lo qué es y lo que ocasiona? El jarabe de maíz de alta fructosa es un edulcorante derivado del almidón de maíz. El almidón de maíz se compone de una cadena de moléculas de glucosa unidas entre sí. El jarabe de maíz se forma de la descomposición del almidón de maíz en moléculas individuales de glucosa, así que es 100 por ciento glucosa.
Para hacer el jarabe de maíz de alta fructuosa, se añaden enzimas, alfa-amilasa y glucoamilasa, al jarabe de maíz para cambiar cierta cantidad de glucosa en otro azúcar simple llamado fructuosa. Según la FDA, la mayoría de los jarabes de maíz de alta fructuosa (JMAF) contienen el 42 por ciento o el 55 por ciento de fructuosa. El resto de esos porcentajes es glucosa y agua. El JMAF 42 se utiliza principalmente en alimentos procesados, cereales, productos horneados y algunas bebidas. En cambio el JMAF 55 se utiliza principalmente en los refrescos.
Sin duda el jarabe de maíz de alta fructuosa contiene más fructuosa que el azúcar de caña, lo que hace una gran diferencia en nuestro cuerpo. Se estima que hoy en día, aproximadamente el 25 por ciento de nuestro consumo de calorías proviene de azúcares, la mayor parte siendo fructosa. También se estima que el jarabe de maíz de alta fructuosa representa más del 40 por ciento de los edulcorantes calóricos en alimentos y bebidas.
Varios estudios han demostrado que el jarabe de maíz de alta fructosa aumenta el riesgo de desarrollar presión arterial elevada, diabetes y enfermedades cardiovasculares. Además de ser uno de los principales factores en la epidemia de obesidad. En un estudio se demostró que el jarabe de maíz de alta fructuosa contiene hasta 570 microgramos de mercurio por gramo.
Según un estudio de la Universidad de Princeton, el jarabe de maíz de alta fructuosa provoca más aumento de peso que el azúcar de caña. En experimentos con animales, aquellos que tuvieron acceso al jarabe de maíz de alta fructosa, subieron más de peso comparados con los que tuvieron accesos a azúcar estándar, a pesar de que la ingesta calórica fue la misma. También se observó que el consumo de JMAF a largo plazo, ocasiona un mayor aumento de grasa en el cuerpo, especialmente en la región abdominal, así como un aumento de triglicéridos.
La Asociación Americana de Investigación del Cáncer encontró que la fructosa del JMAF, promueve el crecimiento del cáncer, específicamente en el páncreas. En el estudio encontraron que las células cancerosas pueden metabolizar la fructosa con facilidad e inducir una rápida reproducción de las células de cáncer pancreáticas. Los investigadores descubrieron que el metabolismo de la fructosa y de la glucosa es muy diferente, siendo la fructosa la causante de más reacciones negativas en nuestra salud.
Según un estudio publicado en la revista científica American Journal of Clinical Nutrition, un consumo elevado de JMAF está relacionado con niveles altos de colesterol. Con sólo dos semanas de consumo moderado, los niveles de colesterol y triglicéridos aumentan considerablemente.
Cuando se trata de endulzantes, lo mejor es siempre cuidar y controlar nuestro consumo. Si buscas alternativas saludables al jarabe de maíz de alta fructuosa, utiliza edulcorantes naturales como la miel y el jarabe de Maple. Siempre lee las etiquetas de los productos, y trata de evitar todos aquellos que contengan JMAF. En poco tiempo te darás cuenta que la mejor manera de evitar el JMAD es eliminando los alimentos ultra-procesados de tu dieta.
Imágenes | Leonard Towers | Peter Krefting | Mike Mozart |
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