Durante la noche ¿Te cuesta trabajo dormir? ¿Tienes la necesidad de mover las piernas, y al hacerlo sientes alivio? ¿Tienes cosquilleos, dolor, calambres y/o hormigueo en las piernas? Si contestaste afirmativamente a alguna de estas preguntas, puedes padecer el Síndrome de Piernas Inquietas (SPI), y aunque es un desorden neurológico, generalmente se cataloga como un desorden del sueño. Científicamente se conoce como acromelalgia o enfermedad de Willis-Ekbom.
Aunque el nombre de este síndrome suene chistoso, según datos Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), afecta al 7% de la población mexicana. Y según datos de la Academia Americana de Neurología, el síndrome de piernas inquietas afecta al 10% de la población mundial.
Se trata de un desorden neurológico sensomotor que se caracteriza por la necesidad imparable de mover las piernas mientras estás descansando. Los síntomas ocurren durante periodos de inactividad y se alivian temporalmente por movimiento o presión. Suele ocurrir durante la noche, por lo que afecta gravemente la calidad del sueño de la persona que lo sufre. Es posible, pero mucho menos común, presentar estos mismos síntomas en los brazos, cara, torso o en la región de los genitales.
¿Cuáles son las causas?
En la actualidad no se conoce la causa exacta de este síndrome. Sin embargo se tienen algunas posibles causas. El síndrome de piernas inquietas se divide en SPI primario y secundario. El primario es el tipo más común, puede ser hereditario o idiopático. EL SPI secundario se asocia con otras condiciones médicas o con el uso de ciertos medicamentos. Por ejemplo, venas varicosas, problemas renales, bajos niveles de hierro o anemia, neuropatía periférica, estrés o la dieta.
El síndrome de las piernas inquietas puede afectar a hombres y mujeres por igual, sin importar la edad. Cuando se presenta en niños, es común asociarlo con dolor asociado al crecimiento. Sin embargo la severidad aumenta con la edad.
Se ha descubierto que es un síndrome con un gran componente genético; en el 50% de los pacientes con SPI se descubrió que presentaban un gen asociado con el SPI. Aunque tener el gen no necesariamente indica que una persona presente el síndrome. Se ha descubierto que es más común que se presente cuando también existe un gen que impide el correcto desarrollo de las extremidades.
¿Y los síntomas?
Como ya lo había mencionado, el principal síntoma es la necesidad irresistible de mover las piernas cuando están en descanso. Muchas veces esta necesidad de movimiento, está acompañada de sensaciones desagradables, algunos pacientes dicen que sienten como si hormigas estuvieran subiendo por sus piernas o como si tuvieran refresco en las venas.
Debido a que es un síndrome que ocurre principalmente durante la noche, es común que las parejas de estas personas sean las primeras en darse cuenta. Además las personas no pueden dormir y les cuesta mucho trabajo concentrarse durante el día.
¿Cuál es el diagnóstico?
Muchas veces no se reconoce este síndrome en el diagnóstico médico, y se diagnostican otros problemas neurológicos, musculares, ortopédicos, e incluso insomnio y depresión. En los niños es común asociarlo con diagnósticos de déficit de hiperactividad. Debido a que no existe un diagnostico especifico, lo más común es que se realice un cuestionario oral al paciente preguntándole sobre las características de los síntomas que padece.
Es posible que algunos médicos realicen estudios para descartar otras causas como embarazo, deficiencia de hierro o insuficiencia renal severa. En ocasión piden al paciente que realice un diario de sueño, donde debe anotar la severidad, cuando ocurrieron los síntomas y la duración, el lugar, que ayuda a aliviar la sensación, entre otras cosas.
Los tratamientos
Existen varios medicamentos aprobados para tratar el síndrome de las piernas inquietas, algunos médicos también recetas medicamentos para ayudar al paciente a dormir mejor. Pero como siempre, tomar medicamentos involucra los efectos secundarios. Para manejar los síntomas del SPI se recomienda caminar, masajes en la zona de las piernas, estiramientos, terapia frío-caliente, vibraciones y acupuntura. Se ha visto que a muchas personas les funciona practicar técnicas de meditación o yoga.
Más información | Sleep Foundation
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