Sabemos que el neuromarketing es una herramienta muy utilizada para hacer que las empresas vendan más sus productos. En los últimos años, un grupo de mercado que ha crecido bastante es el de los alimentos saludables. Prueba de ello ha sido la incursión de técnicas de neuromarketing en los restaurantes.
En un estudio se observó como la presentación de los platos es un factor determinante para que los consumidores consideren si un platillo es saludable o no. Por ejemplo, sabemos que un pastel de capas de chocolate contiene una gran cantidad de calorías, pero si se le añade un topping de fruta, el consumidor lo vera como un postre mucho más “saludable”. Con sólo añadir una fruta a un postre, el conteo estimado de calorías se reduce en un 16%.
Nuestro cerebro también es engañado cuando en la comida aparece un ingrediente saludable. Por ejemplo un muffin de zanahoria, es considerado como un alimento más saludable comparado con un croissant de chocolate. Sin embargo un muffin de zanahoria contiene en promedio 170 calorías más que el croissant. Así que al incorporar elementos saludables en la descripción de un alimento, un restaurante puede ocasionar que subestimemos las calorías de un platillo y hacer que parezca mucho más sano de lo que realmente es.
Es más, a veces el ingrediente sano no necesita ni siquiera ser parte del plato para afectar nuestras opciones. Un estudio realizado en la Universidad de Boston, se les dio a los estudiantes uno de dos menús. Un menú contenía papas fritas, Nuggets de pollo y papas al horno; en el otro estaban los mismos platillos más una ensalada. Las papas fritas eran consideradas como el platillo menos saludable, pero fueron tres veces más populares entre los estudiantes que recibieron el menú con la opción de la ensalada.
Los precios en un menú también juegan un papel bastante importante en la percepción que los clientes tienen de los platillos. En un estudio de la Universidad de Cornell se observaron diferentes formas de colocar los precios en el menú de un restaurante: de forma numérica con el símbolo de dinero ($ 120.00), de forma numérica pero sin el signo de peso o decimales (120), o de forma escrita (ciento veinte pesos). Encontraron que cuando aparece el número simple (120), los clientes tienden a gastar más, comparados con las otras dos opciones. También es común que en los menús aparezca un precio alto dentro de una familia de platos, para que el resto parezca más barato.
Cuando en el menú se presenta una pequeña descripción del platillo, nos hace sentir más seguro en nuestras decisiones y afecta como pedimos. Además el uso de los adjetivos correctos, hacen que los productos sean mucho más deseables. Que una pizza tenga una corteza “crujiente”, puede ocasionar que los pedidos de ese alimento incrementen en un 27%. Otra opción es resaltar los productos que son más rentables para el restaurante, ya sea utilizando recuadros o fotos.
Otro estudio de la Universidad de Cornell encontró que cuando se agregan dulces, o algún otro tipo de recompensa, a la cuenta de los clientes, estos tienden a dar una mayor propina. La razón tiene que ver con la reciprocidad, sobre todo cuando se nos ha enseñado que debemos de pagar nuestras deudas.
Así que debemos de estar muy atentos cuando comamos en un restaurante, tenemos que estar al pendiente de nuestros impulsos subconscientes, y tratar de dejarlos fuera del proceso de decisión. Recuerda que añadirle un ingrediente saludable a un platillo poco saludable, no significa que automáticamente se disminuyan sus calorías.
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