Un estudio realizado por Children's Nutrition Research Center en Texas, sugiere que el amor al ejercicio inicia desde el vientre materno. Investigadores en el área de Nutrición pediátrica y genética molecular humana, descubrieron que ratones hembras que se ejercitaban voluntariamente durante su embarazo, tuvieron crías más físicamente activas como adultos.
A pesar de que el estudio fue realizado en ratones, varios estudios hechos en humanos reportan resultados consistentes similares a estos. De acuerdo a los investigadores, las madres que acostumbraron realizar ejercicio durante su embarazo, tuvieron hijos más activos. Se podría decir, que estos resultados son atribuibles a las madres, ya que inculcaron en sus hijos el hábito del ejercicio.
También, los investigadores sugieren, que hay una predisposición genética para que la descendencia sea más activa. En el estudio, los científicos argumentan que esta investigación es importante ya que los resultados pueden ser parte de una ecuación.
Utilizaron ratones genéticamente idénticos y cuidadosamente controlaron la cantidad de actividad física de las hembras antes y durante su embarazo.
Eligieron hembras con un gusto particular por correr. Las dividieron en dos grupos: a uno se le permitió el uso de ruedas para correr antes del embarazo y al otro no. Las hembras con la rueda de ejercicio, corrieron en promedio 10 km cada noche, con el progreso del embarazo solo caminaron alrededor de 3 km.
Los resultados fueron que las crías de las madres que se ejercitaron tuvieron 50% más probabilidades de ser físicamente activas que aquellas cuyas madres no se ejercitaron. Un dato interesante es que las crías adultas mantuvieron e incrementaron su actividad física e incluso mejoraron su habilidad para perder grasa corporal.
Este estudio apoya la idea de que el movimiento durante el embarazo influye directamente con el desarrollo cerebral del feto, haciendo que el recién nacido tenga la tendencia de ser más activo.
Los investigadores concluyen que a pesar de que el medio ambiente desempeña un papel importante para la actividad física, la genética también interviene en la elección de ser o no ser activo. También se toca el punto de la importancia de tener buenos hábitos de ejercicio y alimentación antes y durante el embarazo, como estrategia para controlar y prevenir el sobrepeso y obesidad con todas las enfermedades o complicaciones que estas situaciones generan. Y que mejor que llevar este buen hábito desde el vientre.
Vía | Science Daily
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