Los padres sufren cuando ven que sus hijos se chupan los dedos o se muerden las uñas, pero según un estudio que duro tres décadas, es posible que estas actividades los hagan menos propensos a desarrollar alergias más tarde en el infancia.
Esto no significa que la recomendación sea que todos los niños deben de morderse las uñas o chuparse el dedo, pero tal vez si un niño tiene uno de estos hábitos y es difícil que lo deje de hacer, hay algo de consuelo en saber que podría reducir su riesgo de alergias.
En el estudio, los investigadores utilizaron los datos de un estudio en curso donde participaron más de 1,000 niños nacidos en Nueva Zelanda entre 1972 y 1973. Se les pregunto a los padres de los niños si sus hijos tenían el hábito de chuparse el dedo y morderse las uñas, durante cuatro etapas diferentes, cuando los niños tenían 5, 7, 9 y 11 años de edad. Los investigadores también realizaron pruebas de punción cutánea en los niños para evaluar la presencia de alergias cuando tenían 13 años, y luego cuando tuvieron 32 años de edad.
Encontraron que el 38 por ciento de los niños que se habían chupado los pulgares o mordido las uñas, presentaban al menos una alergia, mientras que entre los niños que no tuvieron estos hábitos, el 49 por ciento tenía al menos una alergia. El vínculo entre estos hábitos de la infancia y el menor riesgo de alergias todavía estaba presente cuando los participantes tenían 32 años de edad. Es más, el vínculo se mantuvo incluso cuando los investigadores tomaron en cuenta otros factores potenciales que pueden afectar el riesgo de alergias, como la genética, la presencia de mascotas, si fueron alimentados con leche materna y si sus padres fumaron.
Además, encontraron que los niños que se chupaban el pulgar y también se mordían las uñas desde una edad temprana, eran mucho menos propensos a tener alergias a los 13 años, en comparación con los niños que tenían sólo uno de los hábitos. Aunque esta asociación ya no se presentó cuando los participantes tenían 32 años de edad. En otro estudio realizado en el 2013, se encontró algo bastante similar. Los niños cuyas madres chupaban los chupones de los niños para limpiarlos, tenían un menor riesgo de desarrollar alergias.
Estos descubrimientos soportan la llamada “hipótesis de la higiene”, que sostiene que los entornos que tienen muy poca suciedad y gérmenes pueden hacer que los niños sean más susceptibles a ciertas condiciones, incluyendo las alergias. Es muy probable que la exposición a organismos microbianos influye en nuestro sistema inmunológico y nos hace menos propensos a desarrollar alergias.
Vía | Scientific American
Imágenes | futurestreet | Subharnab Majumdar | Jerry Daykin |
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