Estamos a unos cuantos días de celebrar el Día del Niño en nuestro país, y después de la Navidad, es una fecha donde muchos niños reciben juguetes de regalo. Pienso que es un buen momento para analizar la importancia de los juguetes en la niñez.
Las psicólogas de Neuroingenia y la marca Build-A-Bear, compartieron algunos beneficios que los peluches pueden dar a los niños durante su crecimiento; en especial el cómo expresar sus sentimientos y canalizar sus emociones.
Los niños pequeños viven y experimentan las emociones de forma muy intensa, por lo que la mayoría de las veces les resulta complicado estar en control de las mismas e intentar expresarlas adecuadamente. A esa edad, todavía no cuentan con la capacidad para reconocer por sí mismos lo que sienten, y es muy difícil poner en palabras lo que experimentan, incluso cuando ya hablan. Pero esto no significa que los niños no puedan expresar sus sentimientos, sólo que utilizan otros medios para comunicarlos.
Sabemos que el juego es la principal herramienta que los niños utilizan para aprender sobre su entorno. Con tal solo observar a un niño al jugar, podemos deducir cuál es su estado de ánimo, sus preocupaciones, e incluso a veces, se obtiene información sobre su historia personal. A través del juego, los pequeños comunican lo que sienten, lo que piensan, y es una forma en la que intentan plasmar su realidad para que les sea más fácil entenderla.
Probablemente esa sea una de las razones por la que los niños crean fuertes vínculos afectivos con ciertos juguetes. Por ejemplo, los peluches, al ser juguetes suaves y tiernos, provocan que los niños se acerquen a ellos, convirtiéndose en grandes compañeros de juego. Así que un peluche puede ser una herramienta muy útil para conocer la vida emocional de los niños. Sólo basta con verlos interactuar y jugar con este tipo de juguetes.
También puedes realizar preguntas para conocer más a fondo el estado emocional de los niños, algunos ejemplos son: ¿Cómo se siente el osito? ¿Al oso le gusta ir a la escuela? ¿Cómo se sentiría tu osito si le dijeran que va a tener un hermanito? Cuando los niños responden por su juguete, utilizan sus propias emociones para rellenar los espacios vacíos. Es una forma de acercarte a tus hijos sin la necesidad de hacer preguntas directas.
En un estudio publicado en la revista científica Cognitive Development, se encontró que los niños son más propensos a antropomorfizar aquellos objetos que tienen rasgos parecidos a los humanos, como caras. Es decir que es más probable que un niño atribuya estados mentales como felicidad, amor o soledad, a un oso de peluche que a un objeto sin rostro como puede ser su cobija favorita.
Una de las características de los peluches de Build-A-Bear es que los niños pueden crear, personalizar y dar vida a estos juguetes, lo que da la posibilidad de que generen vínculos emocionales con ellos. El objetivo de este tipo de juguetes es el desarrollo psicológico y personal de los niños.
Pero no sólo los niños se benefician de los peluches. En otro estudio los investigadores trabajaron con grupos de cuatro personas, a las que se les pedía que eligieran a dos personas, de las otras tres restantes, para trabajar con ellas. Los sujetos recibieron retroalimentación falsa donde se les decía que todo el mundo los había escogido para trabajar, o que nadie los había escogido.
Después se les pedía que calificaran un producto de consumo: un oso de peluche. A la mitad de los participantes se les hizo sostener el oso mientras lo evaluaban. Entre los sujetos que se les dijo fueron excluidos, a los que tocó abrazar al oso expresaron emociones más positivas al final del experimento en comparación con aquellos que no lo sostuvieron.
A pesar de que los peluches nos ayudan a expresar y a ver de forma más positiva nuestras emociones, es una buena idea mantener relaciones humanas cercanas.
Imágenes | Andrei Niemimäki | Andrew Bardwell | Nathan |Blake Raab |
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