Perder peso no es una tarea fácil ni que se pueda tomar a la ligera, aún a pesar de los muchos consejos que abundan y sobre todo, si nuestras tareas cotidianas nos impiden mantenernos enfocados en nuestra meta. Al tratarse de un objetivo que afecta directamente nuestro estado de salud física, lo mejor es estar seguros de qué y qué no hacer.
Como hemos visto antes, abundan una gran cantidad de dietas y la mejor será aquella que esté adaptada a nuestras necesidades y estilo de vida, pues no todas funcionaran de la misma manera para todos. Además, es fácil caer en algunas trampas o errores que nos evitarán perder peso de manera adecuada, segura, sostenible y saludable.
Enfocarse en lo que no se puede comer
Para muchas personas, perder peso significa un reto emocionante, pues comer más sano y mejorar su estado de salud les da la motivación para seguir adelante. De allí la importancia de saber el porqué queremos perder peso, pues si lo hacemos sin estar completamente convencidos, empezaremos a ver nuestro plan alimenticio solo desde el punto de vista negativo, es decir, nos pasaremos el día pensando en todo aquello que no podemos comer e incluso en lugar de disfrutar los alimentos, podremos sentirlo como una tortura.
No tener un plan específico
Otro de los errores que suele cometerse cuando se está intentando llevar un régimen de pérdida de peso, es no haber especificado un plan realista. Como cualquier otra meta en la vida, deben señalarse pequeños objetivos que nos lleven a ella. Pasos pequeños que nos lleven a tomar las acciones necesarias para lograrlo en determinado tiempo.
Eliminar un grupo completo de alimentos
Cuando se trata de perder peso, lo más recomendable es tener la asesoría de un nutricionista, para así lograr hacerlo de una manera sana y balanceada. Uno de los grandes errores comunes para perder peso y que son alentados por las dietas más populares, es el de eliminar por completo algún grupo de alimentos, ya sean las grasas, los carbohidratos o las proteínas.
El resultado de hacerlo de esta manera es una alimentación no balanceada y con deficiencias nutricionales, lo que a largo plazo puede ocasionarnos complicaciones a la salud. Por otro lado, llevar una dieta que restringe un grupo de alimentos no es sostenible con el paso del tiempo. Hay que recordar que no se trata de "estar a dieta" por un corto tiempo hasta alcanzar nuestro peso ideal, sino de forjar hábitos saludables para toda la vida.
Reemplazar comidas con líquidos
Actualmente están muy en tendencia los jugos naturales, los smoothies y los batidos comerciales, y éstos últimos sobre todo, promocionan el reemplazo de una o dos comidas (el desayuno y la cena) por ellos. Sin embargo, la mayoría de las veces estas bebidas no tienen la mezcla adecuada de nutrientes, principalmente de fibra y proteína que son especialmente importantes para mantenernos satisfechos.
También es probable, que estén cargados con azúcares añadidos o que se exceda en la cantidad de ingredientes saludables (frutas y verduras) lo que significaría una gran cantidad de calorías en una sola bebida, incluso más que si se ingiriera una comida completa.
Eliminar por completo las grasas
Allá por la décadas de los setentas, ochentas y noventas, se decía que no era sano comer grasas, mucho menos cuando se trataba de perder peso. Actualmente, sabemos que no todas las grasas son malas, y que ingerir porciones adecuadas de grasas saludables y no procesadas tiene muchos beneficios para nuestro organismo.
Aunado a esa desinformación, se sigue creyendo que lo mejor es eliminar por completo esas grasas y para reemplazarlas se han utilizado carbohidratos refinados, lo que termina arruinando cualquier esfuerzo de pérdida de peso. Lo más recomendable, es incluir una porción adecuada de grasas saludables en cada comida como el aceite de pescado, el aceite de oliva, las nueces y las semillas, los lácteos y nuestros muy queridos aguacates.
Imágenes | Pixabay