El síndrome del intestino irritable es una condición bastante común del sistema digestivo. Se estima que una de cada cinco personas, sufrirá el síndrome del intestino irritable alguna vez en su vida. Generalmente se desarrolla entre los 20 y los 30 años de edad, afectando al doble de mujeres que de hombres.
Es importante recalcar que el síndrome del intestino irritable no es una enfermedad, sino más bien un conjunto de síntomas. Todos en algún punto de nuestras vidas, experimentamos malestar estomacal, pero para las personas que tienen el síndrome del intestino irritable, los síntomas son prolongados y problemáticos. No se conoce la causa exacta del síndrome de intestino irritable, la teoría más común es que se debe a una extrema sensibilidad de los intestinos, o a problemas al digerir ciertos alimentos.
Los síntomas pueden variar de persona a persona, sin embargo los síntomas más comunes son dolor estomacal, hinchazón y distensión abdominal, flatulencia excesiva, diarrea o estreñimiento. Generalmente aparecen durante periodos de ansiedad o estrés, o después de comer ciertos alimentos. En las mujeres, parece que las hormonas juegan un papel importante, ya que los síntomas se incrementan antes de la menstruación. Algo importante es que estos síntomas nunca aparecen durante la noche o mientras se duerme.
¿Cuál es el tratamiento?
No existe una cura para el síndrome del intestino irritable, pero se pueden mejorar los síntomas al hacer cambios en tu dieta y en tu estilo de vida.
Lo primero es identificar los alimentos o bebidas que ocasionan los síntomas. Obviamente los alimentos causantes varían de persona a persona, aunque muchas personas reportan que son los productos lácteos, gluten, levadura o el trigo. Una vez que identifiques los alimentos, trata de eliminarlos de tu dieta para ver si mejoran los síntomas.
Aumentar tu ingesta de fibra. Hazlo poco a poco, ya que cambios súbitos podrían ocasionar que los síntomas empeoren. Recuerda que existen dos tipos de fibra: soluble (el cuerpo la puede digerir) y la insoluble (el cuerpo no la puede digerir). Si presentas diarrea, lo recomendable es reducir la ingesta de fibra insoluble. Si presentas estreñimiento, puedes incrementar la cantidad de fibra soluble y tomar mucha agua.
Experimenta con la dieta FODMAP. Esta dieta significa Oligosacáridos, Disacáridos, Monosacáridos y Polioles Fermentables. Se basa en la teoría que al cuerpo le cuesta mucho trabajo desintegrar y digerir este tipo de carbohidratos, por lo que se quedan más tiempo en los intestinos y se fermentan, conllevando a una mala digestión, aire e hinchazón. En esta dieta se restringe el consumo de frutas y vegetales, leche animal, productos de trigo y frijoles.
Hacer ejercicio regularmente. Lo recomendable son 150 minutos, a la semana, de ejercicio aeróbico a una intensidad moderada. Reducir tus niveles de estrés y ansiedad. Lo mejor es hacerlo a través de un remedio natural, como puede ser practicar yoga, meditación o tai chi. Aunque muchas personas prefieren utilizar medicamentos.
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