No podemos negarlo, resistirse a un queso fundido es imposible. En eso, no ha podido encontrar equivocación el chef Edgar Villongco del restaurante Raclette NYC, quien deleita a sus comensales sirviéndoles el queso de una manera sencillamente extraordinaria. Pero antes de verlo, pongámonos en contexto. La palabra raclette define un queso, un platillo y un utensilio.
De origen suizo, el queso raclette está hecho a base de leche cruda de vaca, y tradicionalmente tiene forma de rueda y pesa alrededor de 6 kilogramos. Por otro lado, la raclette es un platillo en el que el queso se derrite acercándolo a una fuente de calor tradicionalmente brasas de leña, y más recientemente, en una parrilla llamada raclette, sirviéndose el queso fundido sobre papas cocidas con embutidos y pepinillos.
Pero prender leña en una ciudad como Manhattan puede resultar dificil, por lo que el chef Edgar Villogno, optó por una alternativa, utilizando un fundidor de queso eléctrico al lado del cual coloca la mitad de una rueda de queso raclette, quedando su superficie expuesta a una varilla caliente que derrite el queso; cuando la capa superior ha dorado ligeramente y está suabe, el queso es raspado con un cuchillo sobre un plato con papas asadas, cebollas en vinagre, pepinillos y ensalada de arúgula, platillo que recuerda al tradicional suizo.
Pero su forma de servir el queso raclette lo lleva más allá, sirviéndolo también sobre una tarta de sardinas con hinojo y hierbas frescas, tostadas bañadas en conserva de fresas, estragón, chocolate y queso blanco, y otros. Para acompañarlo, nada como una cerveza o una copa de vino que corte y realce su sabor.
Imágen | Raclette NYC Vía | Grubstreet, Insider