No hay otro platillo capaz de generar debates como lo hace la polémica pizza hawaiana. Es que el mundo y el internet bien podrían pasar horas en una de estas clásicas batallas culinarias que no terminan por tener un bando ganador, como aquellos que dicen que las quesadillas van con queso. La batalla principal gira en torno a la pizza hawaiana porque muchos cuestionan si la pizza debe de llevar piña o no.
Sea cual sea la respuesta, algo sí es seguro: la pizza con piña es una de esas creaciones culinarias que sí o sí, tienes que probar antes de atreverte a emitir algún juicio. Como dicen por ahí, la pizza hawaiana es una experiencia que no puedes contar, la tienes que vivir.
La pizza con piña, amada por muchos y odiada por otros tantos, sigue siendo una mezcla que acapara el protagonismo en los menús de restaurantes y pizzerías del mundo entero. Aunque a muchos no les guste, es una combinación de ingredientes dulces y salados que siempre funciona muy bien.
Ya va siendo hora que superemos el eterno debate entre sus defensores y detractores, que ha llegado el momento de probar esta receta de pizza hawaiana que convencerá incluso a aquellas personas que la odian. Esta receta la hemos recuperado del libro The Elements of Pizza, del escritor culinario y defensor de la pizza con piña, Ken Forkish. ¡Está brutal!
Para preparar esta pizza, como cualquier otra, partiremos de una masa de pizza casera. Aunque también podemos prepararla con masa que compremos en el supermercado (aunque aquí preferimos las versiones frescas y caseras, no juzgamos a las personas que deciden comprarla por falta de tiempo o ganas)
Comenzamos precalentando el horno a 230°C
Mientras nuestro horno comienza a prepararse, pelamos y cortamos la piña en trozos pequeños. El hecho que sea fruta natural y no en almíbar va a marcar una diferencia cuando la pruebes. La colocamos, junto con la cebolla cortada en julianas, en un refractario o sartén de hierro y lo metemos al horno para que se ase. Es importante no echar demasiada piña, para que esta se caramelice bien de los bordes. Cuando esté lista (aproximadamente a los 10 minutos) la retiramos del horno y reservamos.
Ha llegado la hora de montar nuestra pizza: colocamos la masa sobre la encimera y le damos forma —con un rodillo, si queremos que la pizza quede más fina y crujiente, o con la mano si queremos que nuestra pizza esté un poco más esponjosa—.
Ahora servimos abundante puré de jitomate, el queso mozzarrella rallado y espolvoreamos con queso parmesano. Ponemos un poco del jamón cortado en cuadritos y, por último, colocamos también la piña y la cebolla que hemos sacado del horno. Hay que procurar que la cubierta no quede muy cargada, pero en realidad esto ya es cuestión de gustos.
Una vez que estén montados todos los ingredientes, metemos nuestra pizza al horno sobre una charola. Dependiendo del horno, estará lista en 15 minutos.
La sacamos del horno en el momento en que los bordes estén crujientes. ¡A disfrutar!
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