El Día de Muertos es una de las fiestas más representativas y singulares de México, este día se celebra el regreso de las almas de todas las personas que se nos han adelantado en el camino, los cuales vuelven en forma de almas a disfrutar de una tarde y de sus comidas favoritas con sus seres queridos.
Uno de los imperdibles en la ofrenda del día de muero son los panes de muerto, es por eso que queremos compartir esta receta contigo para que puedas regalarle a tus invitados de honor un pequeño placer. También puedes preparar esta versión de pan de muerto vegano.
Un poco de historia
Se dice que el pan de muerto surgió durante la época de la Conquista, como una especie de sustituto para una receta ritual que los españoles cuestionaban por 'ser violenta'. Resulta que los aztecas preparaban una ofrenda para los dioses con corazones de doncellas que colocaban en una vasija llena de amaranto, al que el sacerdote que oficiaba el ritual le metía un mordisco. Se supone que la primera forma en que sustituyeron esta práctica fue cocinando un pan de trigo cubierto de azúcar rojo que simulaba bien la forma de los corazones.
Estos fueron los** primeros indicios de pan de muerto**, que ha tenido muchísimas variaciones a lo largo del tiempo. Ahora incluso hasta lo servimos relleno de chilaquiles y mil chunches más.
En fin, el pan de muerto en resumen es un postre que contiene un significado muy espiritual, desde su forma circular que simboliza el ciclo de la vida y la muerte; otros dicen la base original se trata de un círculo de pan que simboliza el cráneo de un muerto y que se decora con tiras en forma de lágrimas que representan huesos y se direccionan hacia los cuatro puntos cardinales; con tintes de sabor de azahar, mantequilla, naranja y azuquitar.
Primer paso: fermentar la levadura
Hidratamos la levadura en un chorrito de agua tibia y revolvemos bien.
Una vez que quede todo bien integrado, agregamos una cucharada de harina y una de azúcar. Mezclamos bien hasta que se forme una pasta. Dejamos reposar en un lugar cálido hasta que doble el volumen.
Hacer la masa
Tomamos un bowl grande y vertimos la harina, la ralladura de naranja y una pizca de sal. Mezclamos bien y una vez que quede incorporado hacemos un circulo o hueco en el centro, para formar una fuente.
Agregamos los huevos, la leche y una cucharadita de esencia de azahar en el centro de la fuente. En ese mismo cículo agregamos al levadura fermentada.
Ha llegado el momento de formar la masa: con las manos mezclamos todos los ingredientes hasta que quede una masa homogénea.
El siguiente paso es agregar la mantequilla (a temperatura ambiente, así será más fácil incorporarlo)
Amasamos por un buen rato, aproximadamente 25 minutos, hasta que la masa quede uniforme y tenga una consistencia esponjosa, lisa y que no se pegue a las manos. (Si lo consideras necesario, puedes agregar un poco más de harina para que quede bien la consistencia)
En cuanto quede lista, forma una bolita y guárdala en un bowl. Cubre con un trapo húmedo y dejamos reposar a temperatura ambiente en un lugar tibio por al menos 3 horas hasta que doble su tamaño.
Para construir los panes
En cuanto esté lista la masa, la vamos a golpear con un puño para desgasificar y que se desinfle.
Amasamos por otros 2 minutos para suavizar la masa y la dividimos en bolitas de la mitad tamaño del que quieras armar tus panes (recuerda que la masa va a seguir creciendo y que también se esponjará en cuanto lo hornees). Las alisamos rodándolas ligeramente por la mesa.
No olvides reservar un poco de masa para formar los huesitos: los vamos a estirar como si estuvieramos jugando con plastilina y formamos un cilindro. A ese mismo cilindro le vamos a dar forma con los dedos de 'gotitas' o 'lagrimitas'.
Pegamos una bolita de masa en el centro del pan y colocamos los huesitos alrededor de la bolita, dividiendo el pan en cuadrantes.
Los dejamos reposar en un lugar tibio por una hora, tapaditos con un trapo de cocina, hasta que doblen su tamaño.
Una vez que se hayan inflado, los vamos a barnizar con yema de huevo batida y disuelta en unas gotitas d agua.
Horneamos por 180°C de 25 a 35 minutos o hasta que quede ligeramente dorado y bien cocido.
Retiramos del horno y dejamos enfríar tantito. Una vez que quede esté listo, derretimos un poco de mantequilla y barnizamos los panes y los espolvoreamos con azúcar.