Quizá antes de leer el título de esta entrada nunca se hayan puesto a pensar en la respuesta a esa pregunta ¿Por qué nos gusta la comida que hace ruido?; es más, quizá tampoco hayan notado que muchos de los alimentos que nos gustan hacen ruido. Ejemplos del sonido del que les hablo es el crujir de una papa frita o de un totopo, o la efervescencia de una bebida recién abierta.
De acuerdo a una nueva investigación sobre el sabor de los alimentos, se ha descubierto que el sonido en los alimentos puede influir mucho en que pensemos que éstos tienen un gran sabor. Y es que, la percepción del sabor es multi-sensorial, pues además del sentido del gusto intervienen el olfato y el oído. Así, si eliminamos el aroma de los alimentos su sabor se reduce al mínimo.
Charles Spence, profesor de psicología experimental de la Universidad de Oxford, ha realizado una gran variedad de investigaciones relacionadas con el sonido y la percepción del sabor, y es quien ha llegado a la conclusión de que la forma en que un alimento suena es increíblemente importante para la experiencia de comer.
Si lo analizamos un poco, esto tiene sentido, pues es bien sabido que nuestro cerebro todo el tiempo intenta reconocer las relaciones con el entorno que nos rodea, por lo que no nos debiera resultar extraño el que usemos los sonidos como una forma para evaluar qué tan sabrosa es la comida, incluso sin darnos cuenta.
Además, los investigadores han encontrado que el sonido de los alimentos también es un indicador importante para la textura y la calidad de los ingredientes utilizados, pues tanto los alimentos firmes como los blandos pueden hacer sonidos, aunque éstos sean sutiles.
Hace unos días hablábamos sobre la importancia de la música en un restaurante, y ahora, con esta investigación sobre el sonido de los alimentos, podemos darnos cuenta que nuestro oído influye asombrosamente en la forma en la que percibimos nuestras comidas.