Cuando hablamos de comida saludable, lo primero que se me viene a la mente son frutas, verduras, granos enteros y carnes magras, pero para muchos, saludable es sinónimo de "sin grasa", "bajo en grasa", "light", "sin azúcar", "integral", "sin sodio", "sin conservadores", y un largo etcétera de etiquetas.
Quienes optan por estos tipos de alimentos procesados, tienen claro algo: esos productos saludables son más caros que el resto que encontramos en el supermercado. Seguramente, no soy la única que se ha preguntado por qué tienen un precio mayor si supuestamente son más naturales, y para hallar la respuesta, un grupo de investigadores del Journal of Consumer Research ha hecho un estudio que señala que los causantes podríamos ser los mismos consumidores.
Saludable = costoso, una asociación que influye en nuestros hábitos de compra
De acuerdo a dicha investigación, entre los consumidores existe una asociación que iguala lo saludable con costoso, una relación que incluso se aplica en condiciones que no tienen sentido, y también, define cuales son las condiciones de salud que consideramos más importante.
En gran medida, son los anuncios en los medios de comunicación quienes han perpetuado dicha idea, por lo que para Kelly Haws de la Vanderbilt University, líder de la investigación, debemos tomarnos más tiempo para pensar a fondo si los beneficios anunciados son reales o son solo producto del marketing.
Para llegar a estas conclusiones, realizaron una serie de experimentos que incluían de 100 a 200 participantes. En el primero de ellos, les dijeron a un grupo de personas que unas nuevas barras de granola habían recibido una calificación A referente a lo saludables que eran, mientras que a otro grupo se le dijo que habían recibido un grado C. El primer grupo pensó que dicho producto tenía un precio mayor en comparación con el del segundo grupo.
El siguiente experimento, consistió en investigar si los consumidores utilizaban la información de salud para predecir el precio y viceversa. Para ello, le dijeron a un grupo que unas galletas de desayuno costaban 25 centavos de dólar y a otro grupo que costaban 2 dólares. Este último grupo consideró que dichas galletas eran saludables.
El estudio también reveló que cuando los consumidores encuentran un ingrediente poco familiar, tienden a hacer uso de la creencia de que lo saludable es caro para decidir sobre la importancia del ingrediente para la salud, aún cuando se le presenten productos con diferentes ingredientes pero igual de importantes.
Otro de los experimentos realizados fue el de darles a calificar un producto con el lema "la barra de proteína más saludable del mundo", para el cual les dijeron a los participantes que tenía un precio de 99 centavos o de 4 dólares, mientras que otras barras de proteína también utilizadas costaban 2 dólares en promedio.
A los que les fue dicho que la barra costaba 99 centavos, se dieron a la tarea de leer más revisiones de producto, lo que sugiere que cuando un alimento es puesto en el mercado como saludable a un precio bajo, los consumidores dudan de si realmente es saludable y buscan confirmarlo. Esto significa, que los fabricantes pueden poner un precio más alto a los productos que denominan saludable, o de lo contrario, la gente no creerá que realmente lo son.
Ahora bien, por otro lado los investigadores señalan que esta investigación tiene sus puntos débiles, pues los participantes demostraron saber que por ejemplo, una ensalada es más saludable que un postre así etiquetado, incluso cuando este último tiene un precio mayor.
Concluyendo
Si bien este estudio nos revela una asociación de la que muchas veces no somos consientes, no debemos perder de vista que lo importante es no olvidar que lo más saludable siempre será aquello que la misma naturaleza nos proporciona, y que cuando decidamos comprar un alimento procesado debemos seguir la recomendación de analizar la tabla de información nutricional, así como la lista de ingredientes.
Más información | Journal of Consumer Research