La pizza se ha convertido en uno de los iconos de comida rápida, un alimento que podemos tener en nuestra mesa en menos de una hora. Pero en Nápoles, Italia, la pizza no es sólo un alimento, es todo un arte. Hace un mes, el proceso de fabricación de la pizza napolitana recibió el estatus de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de la Unesco.
El arte del pizzaiuolo, como se conoce el oficio en Nápoles, fue una de las 34 nominaciones consideradas por el Comité Intergubernamental para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural. El objetivo es reconocer prácticas culturales únicas en todo el mundo, y desde el 2009, Nápoles ha estado haciendo campaña para que se reconozca su técnica de hacer pizza. Más de dos millones de italianos firmaron para apoyar la petición.
Una pizza napolitana perfecta tiene un proceso de elaboración detallado. Primero, la masa se debe amasar durante al menos 15 minutos y luego se deja levar durante 12 horas. Después la masa se divide para formar bolas, las cuales de dejan levar nuevamente. Los pizzaiuoli (artesanos de la pizza) estiran la masa arrojándola al aire, le dan forma de círculo y agregan uno de los dos tipos de cubiertas: marinara (jitomate, aceite, orégano y ajo) o margarita (todos los ingredientes mencionados anteriormente, más albahaca y queso). Por último, se coloca el producto terminado en un horno por solo dos minutos, y ¡listo! Tienes una auténtica pizza napolitana.
Si un restaurante quiere incluir en su menú pizza napolitana autentica, debe de recibir la aprobación de la Associazione Verace Pizza Napoletana, una organización internacional que busca promover y proteger la verdadera pizza napolitana. Se estima que en Italia se preparan 2,300 millones de pizzas al año, el equivalente a 12,000 millones de euros.
Imagen | HarshLight
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