Es impresionante la cantidad de comida que se desperdicia mundialmente por fiarse simplemente de las fechas de caducidad de los productos, sin utilizar el sentido común. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO), al año se desperdician 1,300 millones de toneladas de alimentos en el mundo. El 54% del desperdicio ocurre durante la producción, manipulación y almacenamiento post-cosecha y el 46% restante sucede en las etapas de distribución y consumo de los alimentos.
La fecha de caducidad de un producto la establece la propia industria, basándose en estudios realizados por ellos para garantizar que el producto cubre al 100% las características higiénicas y de calidad. Pero por ningún motivo significa que a los tres días el producto esté echado a perder, sino que simplemente su calidad probablemente ya no se encuentra al 100%. Para obtener una fecha de caducidad, se realizan vario estudios donde se exponen a los alimentos a distintas condiciones (luz, oxígeno y temperatura) para ver cómo se comportan. Con los resultados se obtiene un promedio.
Casi siempre las fechas de caducidad son simplemente una guía para orientar al consumidor y proteger al productor de posibles demandas; sin embargo, esto no significa necesariamente que un producto no sea apto para su consumo.
Obviamente la conservación de un alimento depende de su manejo. El riesgo más importante es la temperatura. Los productos que necesitan refrigeración deben mantenerse por debajo de los 5°C. Por ejemplo un filete de carne de res no debe de permanecer más de cuatro horas en total en temperaturas superiores a los 5°C, eso incluye el tiempo que permaneció en el andén de carga, en el coche, sobre la mesa de la cocina, etc.
La mayoría de los refrigeradores por lo general no se mantienen a una temperatura de 5° C o menos. Existe el “tiempo de recuperación” que es el tiempo que tarda en volver a enfriarse después de que te quedas buscando un pedazo de pastel y alguien te pidió una cerveza. Es importante que guardes los alimentos en el área del refrigerador designada para ellos, por ejemplo la leche debe mantenerse a una temperatura de 3.3 °C y el pescado a 0° C. Los estantes y los cajones tienen diferentes temperaturas.
Lo ideal es utilizar nuestros sentidos para decidir si un producto es fresco.Siempre puedes seguir utilizando la frase "¿Te huele bien?", la comida huele mal y a no ser que uno tenga atrofiado el sentido del olfato, nadie se lo comería. Muchas veces cuando un alimento está descompuesto tiene cambios de color y de textura. ¿Para qué necesitas de una etiqueta que identifique si un producto está caduco cuando tienes manos, ojos, nariz y boca para hacerlo? Usa tus sentidos, sobre todo el común.
Algunos tips básicos son:
- En el supermercado siempre revisa la fecha de caducidad de los productos y no compres aquellos que están próximos a vencer a menos que tengas planeado consumirlos inmediatamente.
- No compres lo que no te vas a comer (¡aunque esté en oferta!)
- En tu alacena y en tu refrigerador, acomoda los productos nuevos hasta atrás y los que ya llevan más tiempo pásalos para adelante.
- Con un plumón escribe en los productos la fecha en la que los compraste para que lleves tu propio registro de frescura.
- Si se trata de un alimento perecedero, llévalo lo antes posible a tu casa y refrigéralo de inmediato. Es mejor que lo congeles si no lo vas a utilizar dentro de los tiempos recomendados de la siguiente tabla.
Imágenes | Mark Turnauckas | Chris Waits | Richard Kelland |
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