Uno de los quesos más conocidos a nivel mundial es el queso manchego, y he de reconocer, que junto al queso fresco mexicano, siempre está en mi refrigerador, no solo por costumbre, sino por que su sabor nos gusta mucho. Sin embargo, es de esos ingredientes de los que pocas veces nos cuestionamos su origen y la mejor manera de disfrutarlo.
Por eso, hoy nos tomamos unos minutos para reflexionar sobre este importante queso, que más de una vez hemos ocupado para hacer quesadillas, sandwiches, ensaladas y pastas. Bien sabemos, que conocer las características de nuestros ingredientes nos hace sacarle mejor provecho, así que aprendamos todo lo necesario sobre el queso manchego.
Su origen y fabricación
El queso manchego no solo es uno de los más conocidos a nivel mundial, sino que además es representativo de su país de origen: España, más específicamente, en La Mancha, donde se fabrica con leche entera de ovejas manchegas. Además, es bueno saber que los quesos manchemos de menor edad tienen aproximadamente tres meses, pero pueden encontrarse en el mercado ruedas de hasta nueve meses.
Pasado este máximo de tiempo, el queso manchego tiende a ponerse seco. También se encuentran quesos suaves y limpios, pero si tenemos la suerte de encontrarnos con una buena casa productora, encontraremos que el queso manchego tiene un sabor completo, una textura carnosa y muy cremosa.
Por otro lado, una forma muy común de envejecer el queso manchego es en aceite de oliva, con lo que se produce un queso sin corteza, realmente denso y a menudo bastante grasoso. En este sentido además, es bueno saber que a temperatura ambiente el queso manchego deja salir un poco de su grasa, por lo que puede lucir brilloso o incluso grasoso al servirse en un plato.
Otro punto importante a tener en cuenta, es que el queso manchego puede fabricarse con leche pasteurizada, pero también con leche bronca; a pesar de esto, su calidad es tan buena que no siempre es posible identificar cual de los dos tipos de leche se ha utilizado.
Para degustarlo
De manera tradicional, el queso manchego es servido junto con membrillo y almendras, y en otras ocasiones, al lado de jamón serrano. Para destacar su sabor a frutos secos y nueces, lo mejor es acompañarlo con un vaso de jerez o un vino tinto seco.
Ahora bien, no debemos quedarnos únicamente con esa forma tradicional de servir el queso manchego, pues al ser tener un sabor tan completo y una base de grasa, se convierte en un queso muy versátil que es fácil combinar con muchos vinos tintos y también con muchos vinos blancos.
Eso si, si vamos a ocuparlo en nuestras comidas, hay que tener en cuenta su edad. Un queso manchego curado es más fácil de degustar, por lo que podemos utilizarlo en platos sencillos del día a día. Por el contrario, un queso manchego viejo tiene un sabor mucho más intenso y es ese, el que es preferible servirlo con lo clásico: jamón serrano o ibérico, aceitunas verdes, dulce de membrillo y un pan de corteza crujiente.
Imágenes | christopher_brown, Charles Haynes, Miriam Ramos