La semilla de amaranto es la alegría de México y una rica fuente de energía que no es aprovechada al 100%. En la época prehispánica, fue uno de los alimentos más importantes en la alimentación de los pueblos, y de valor inigualable en las ceremonias religiosas de los aztecas, quienes lo molían con mieles y sangre de los sacrificados para hacer figuras de sus ídolos; este último uso fue el motivo por el que su cultivo fuera prohibido por los españoles.
Quizá, fueron los Mayas los primeros en usar el amaranto al que denominaban "xtes", mientras que los Aztecas lo conocían como "huautli", y además de usarlos como cultivo y en ceremoniales, sus flores eran utilizadas para adornar tumbas y eran símbolo de la inmortalidad. De ahí el vocablo "amaranto", que del griego significa "planta que no se marchita"
Ha diferencia de otros cultivos, como el maíz, el frijol o la soya, el amaranto ha sido prácticamente olvidado, a pesar de que los antiguos pueblos lo consideraban sagrado, aunque en años recientes, debido a sus características nutricionales ha sido considerado como la planta más prometedora para el desarrollo económico.
Nutricionalmente hablando, contiene más proteínas que el arroz e incluso que el maíz. Es rico en vitaminas A, B, C, B1, B2, B3, ácido fólico, niacina, hierro, calcio y fósforo y sus hojas también son comestibles, por lo que se puede aprovechar toda la planta.
El amaranto, es el que da forma a las alegrías, uno de los dulces mexicanos más emblemáticos y que a todos gustan. Y en la forma de alegrías, es como es más común consumir el amaranto. Para hacer las alegrías, de forma artesanal se mezclan las semillas de amaranto tostadas ya sea, con miel o con piloncillo. Así, el amaranto se convierte en la alegría de México.
Flickr | chipmunk_1 | Matt Lavin | Julio RFA En Directo al Paladar | Barritas de muesli y amaranto con leche condensada