Nos lo han dicho muchas veces, y los expertos del cuidado de la salud lo seguirán diciendo: una alimentación balanceada nos ayuda a prevenir enfermedades y conservar en buen estado nuestra salud. En los últimos años, se ha empezado a escuchar mucho de los llamados "alimentos funcionales" y aquí te decimos qué son, por qué incluírlos en nuestra dieta, y nombramos algunos de ellos.
De acuerdo a los especialistas en nutrición, los alimentos funcionales son aquellos que benefician una o más funciones en nuestro organismo, y contienen componentes biológicamente activos que ofrecen mejorar la salud y reducen el riesgo de sufrir enfermedades.
Entre los alimentos funcionales más importantes se encuentran los alimentos enriquecidos y deben consumirse en las mismas cantidades en las que habitualmente se consumen el resto de los alimentos.
Propiedades de los alimentos funcionales
Hasta ahora, los objetivos de salud a los que se ha dirigido la investigación de los alimentos funcionales son los siguientes:
-
Crecimiento y desarrollo: Incluye las adaptaciones de la madre durante la gestación, el desarrollo fetal, el crecimiento y el desarrollo.
-
Metabolismo de sustancias: Incluye el mantenimiento de un peso adecuado, un mejor control de la glucemia, de las tasas de colesterol y triglicéridos y rendimiento en la práctica de actividades físicas.
-
Defensa contra el estrés oxidativo: Relacionado con las sustancias antioxidantes, aquellas que funcionan como una barrera frente al efecto nocivo de los radicales libres sobre el ADN, las proteínas y los lípidos de nuestro cuerpo, previniendo el riesgo de enfermedades cardiovasculares, degenerativas e incluso el cáncer.
-
Sistema cardiovascular: Contribuyen a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, y entre ellos se encuentran los alimentos enriquecidos en asidos grasos omega 3 y omega 6, sustancias antioxidantes y ciertas vitaminas del grupo B.
-
Función del tracto gastrointestinal: Incluyen los alimentos probióticos, prebióticos y los enriquecidos con fibra soluble e insoluble o ricos en fibra.
-
Funciones psicolócias y conductuales: Relacionados con el apetito y la sensación de saciedad, el rendimiento cognitivo, el humor y el manojo del estrés.
Alimentos funcionales naturales y modificados
Un alimento funcional puede ser un alimento natural, un alimento al que se añade un componente, o un alimento al que se le ha quitado un componente mediante medios tecnológicos o biológicos. También puede tratarse de un alimento en el que se ha modificado la naturaleza o la biodisponibilidad de uno o más de sus componentes.
Algunos ejemplos de alimentos funcionales naturales son:
- Alimentos naturalmente ricos en fibra soluble, como la avena, y el psyllium, asociados con la reducción de enfermedades coronarias.
- Frutas y verduras, su consumo en cantidades adecuadas se asocia con una reducción del riego de cáncer o de enfermedades cardiovasculares.
- Aceite de oliva, su ingesta reduce el riesgo de enfermedades coronarias, hipertensión arterial, cáncer de mama y otras enfermedades.
Algunos ejemplos de alimentos funcionales modificados son:
- Leches enriquecidas con ácidos grasos omega-3, ácido oleico, ácido fólico, calcio, vitaminas y otros minerales: Contribuyen a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, algunos tipos de cáncer y mejoran el desarrollo del tejido nervioso, las funciones visuales y el sistema inmunológico.
- Cereales fortificados con fibra y minerales: ayudan a reducir el riesgo de cáncer de colon, mejoran la calidad de la microflora intestinal, previenen la aparición de anemias y facilitan el transporte de oxígeno en la sangre.
- Margarinas enriquecidas con fitosteroles que ayudan a disminuir la concentración de colesterol en la sangre.
Por último, hay que recordar que los alimentos funcionales benefician nuestra salud, pero no remedian los malos hábitos ni curan enfermedades. Es decir, sólo serán buenos con nuestro organismo si nosotros también lo somos mediante nuestros hábitos de vida.
En Directo al Paladar México | Consejos de seguridad en la cocina