El algodón tiene muchos usos en nuestra vida diaria; lo usamos para fabricar nuestra ropa y es un indispensable en nuestro botiquín de emergencias. Sin embargo, no es bueno para comer. Este último escenario está por cambiar, pues el Departamento de Agricultura de Estados Unidos ha dado su aprobación a investigadores de Texas A&M para una nueva variedad de la planta de algodón, misma que es resultado de la modificación genética y que permite que sus semillas sean seguras para el consumo humano.
Parece a simple vista una noticia sin gran impacto, pero lo cierto es que las semillas de algodón son altas en proteína y nutrientes, y dado que cerca de 20 millones de agricultores de 80 países lo cultivan, estas nuevas semillas podrían ser parte de la solución para combatir la hambruna en muchos de ellos.
Estas semillas tienen un muy bajo contenido de una toxina llamada gosipol, misma que es venenosa para muchos animales incluido el hombre, pues baja los niveles de potasio en la sangre a niveles peligros que ocasionan fatiga e incluso parálisis. Por estos motivos, el profesor Keerti Rathore de la Universidad Texas A&M lideró por 23 años una investigación que diera una solución a este problema, pues reconoció que a través de esta semilla se podrían cumplir los requerimientos básicos de proteína de millones de personas alrededor del mundo.
Rathore ha aclarado que si bien en la nueva planta de algodón hay gosipol, en sus semillas no lo hay, cosa que ha logrado insertando una nueva pieza de DNA en la planta. En cuanto al sabor de las semillas asegura que no es desagradable y que es similar al de los garbanzos. Así, estas semillas de algodón transgénicas podrían usarse para preparar leches vegetales, mantequillas y sustitutos de nueces, usarse en barras energéticas o harinas para hacer panes ricos en proteína.