Uff, las tortas ahogadas. ¿Apoco no de solo imaginarlas crujientes, pero al mismo tiempo remojadas en una salsa de jitomate entre dulce y picosa, babeas un montón? Estamos casi seguros que sí. Ahora figúrate que puedes replicarlas en tu cocina, sin necesidad de volar tres horas hasta Guadalajara.
A nosotros nos parece genial la idea y esperamos que a ti también. No necesitas gran cosa para estas tortas, en serio: sólo asegúrate de comprar una buena carne y de conseguir birotes tradicionales de Jalisco. Todo lo demás será pan comido (literal)
¡A cocinar!
Esto es lo más sencillo del mundo, no te espantes.
Lo primero que debes hacer es hervir los jitomates. Una vez que estén a punto de salsa retira seis de la cacerola y muélelos en la licuadora con dos tazas de la misma agua donde se cocinaron. Agrega el ajo, media cebolla, comino, clavo y un poco de sal.
En un sartén caliente vacía este puré y condimenta con orégano. Deja que hierva con fuego muy bajo unos cinco minutos más.
Vamos con una salsa más picosa. Esta vez lo que tienes que hacer es tomar los dos jitomates hervidos que sobraron y licuar con los chiles de árbol, dos dientes de ajo, un cuarto de cebolla y sal.
Corta por la mitad los birotes, quítales un poco de migajón y rellénalos de una capita de frijoles refritos, así como una porción generosa de carnitas.
Colócalos en el medio de un plato grande y un poco hondo. Luego salséalos con el puré sin chile. Deja que remojen unos tres minutos y coloca encima el repollo y unas rebanadas de cebolla.
Pasado el tiempo, ponle encima un poco de la salsa picante al gusto y decora finalmente con hojitas de cilantro. Hay quienes le ponen un poco de crema, pero eso también queda a tu criterio.
¡Acabamos!