El olor a lavanda natural es infinitamente mejor que el de los aerosoles, aparte es posible no irrite tu nariz o tu garganta. Por eso, es mejor tener lavanda natural en toda tu casa para que huela rico y se vea hermosa. Te enseñamos cómo plantarlas en macetas y crezcan sanamente para aromatizar.
Cómo trasplantar lavandas en maceta para aromatizar tu casa
Con tiempo y paciencia verás que tus lavandas llegarán a convertirse en arbustos para tu jardín o tu huerto, pero primero vamos paso por paso. Para lograr que tu casa huela espectacular de forma natural necesitas encontrar macetas de tamaño mediano para que puedan crecer, incluso puedes utilizar jarrones, tazas y otro tipo de recipientes pintorescos para aromatizar y decorar a la vez.
Retira la lavanda de la charola o empaque donde comenzó a germinar. Cuando tenga hojas y una que otra flor madura es momento de trasplantarla. Por lo general en los invernaderos las venden listas para trasplantes.
Coloca sustrato suficiente solo a la mitad de tu maceta —debe de ser profunda—, puede ser de tierra negra y un poco de turba para macetas. Realiza un orificio de 2 a 3 cm de profundidad o tan profundo como sean las raíces de la lavanda.
Coloca tu lavanda en orificio y asegúrate que tengan la profundidad para crecer.
Tapa el resto del tallo de la lavanda con más sustrato y un poco de fertilizante; puede ser líquido diluido en agua.
Acomoda la tierra sin apretar y riega hasta que el sustrato esté húmedo, pero sin encharcarse. Coloca en un lugar con sol indirecto y que le dé la mayor parte del día y riega por las mañanas, en poco tiempo verás que va creciendo con fuerza y aromatiza toda una habitación una sola maceta.

¿Cómo germinar un esqueje de lavanda?
En esta casa nos encanta reproducir y trasplantar todo tipo de plantas con esquejes; es la forma más barata y te vas armando de una buena cantidad de plantitas en casa. La primera vez que trasplante lavandas por esqueje las fui colocando juntas para ver cuáles se lograban, y mi mayor sorpresa fue que crecieron con fuerza y como arbustos. ¡Toda una belleza!
La mejor época para trasplantar esquejes de lavanda es entre mediados de primavera y principios de verano, así que corta las patitas suficientes para aromatizar toda la casa.
Elige ramas leñosas —las ramas principales, gruesas y madereras— que tengan varias ramitas secundarias. Corta cerca del nacimiento de la rama principal.
Sumerge el esqueje de lavanda en agua suficiente —que no toque las hojas para evitar pudrición— con un poco de agua de remojo de legumbres. Esta agua es un enraizante natural.
Puedes dejar tu esqueje en esta agua hasta que veas que tiene raíces fuertes y después trasplántar. Eso sí, procura cambiarla dos veces por semana para evitar que se pudra el esqueje.
Si prefieres trasplantar de inmediato, deja remojar tu esqueje en esta agua de legumbre enraizante por una noche completa y luego trasplántalas a una maceta de barro o con bastantes hoyos de drenaje con un sustrato muy ligero y aireado.
Riega los esquejes abundantemente sin encharcar. Cubre con una bolsa o una especie de plástico para crear un efecto invernadero y que el esqueje sea exitoso.

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