Dan Buettner es uno de los principales expertos en longevidad y un investigador destacado que ha identificado las regiones del mundo con la mayor concentración de centenarios, a las que denominó “Zonas Azules”. Durante más de 20 años, ha estudiado los hábitos de vida de estas personas: lo que comen, cómo viven y cómo interactúan en su día a día.
Buettner ha publicado varios libros sobre el tema, como The Blue Zones Secrets for Living Longer: Lessons From the Healthiest Places on Earth y The Blue Zones Kitchen: 100 Recipes to Live to 100, donde comparte conclusiones de sus investigaciones. Su objetivo como investigador es divulgar sus hallazgos y aconsejar al mundo sobre cómo vivir correctamente para alcanzar los 100 años con buena salud.
Además de sus libros, utiliza las redes sociales, especialmente Instagram, para compartir sus conocimientos. En sus publicaciones, la alimentación es uno de los pilares centrales de su discurso sobre la longevidad. En una de sus últimas publicaciones, comparte los alimentos que deberíamos evitar tener en casa para no caer en la tentación de consumirlos.
Los 4 alimentos a evitar para vivir más, según Buttner
1. Bebidas azucaradas
Las bebidas azucaradas, incluyendo los refrescos, son una de las principales fuentes de azúcar refinado en la dieta de muchos países. Su consumo está relacionado con problemas como sobrepeso, obesidad, resistencia a la insulina, diabetes, hipertensión, enfermedades cardiovasculares, hipertrigliceridemia y dislipidemia, entre otras enfermedades crónicas.
2. Snacks salados
El consumo de galletas saladas, papas fritas y todo tipo de aperitivos está estrechamente vinculado a la obesidad, que puede ocasionar enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, problemas óseos, afectaciones reproductivas e incluso aumentar el riesgo de ciertos tipos de cáncer, según la OMS.
3. Dulces y golosinas
Esto incluye no solo caramelos, sino también productos como pastelería industrial, helados, chocolates, galletas y barritas. Estos alimentos son ricos en calorías y grasas saturadas, lo que incrementa el riesgo de obesidad y arteriosclerosis.
4. Alimentos ultraprocesados
Esta categoría incluye embutidos, carnes frías, salchichas, pizzas congeladas, cereales para el desayuno, sopas preparadas y más. Sin embargo, Buettner aclara que no todos los alimentos procesados son perjudiciales. Algunos, como ensaladas, pescado congelado o en conserva, frutas congeladas, hummus, pollo al vacío, legumbres enlatadas o yogur griego, son opciones saludables si sus etiquetas muestran pocos ingredientes y de alta calidad. Prefiere siempre ingredientes que “tu abuela reconocería”.
Las tres claves para aumentar tu esperanza de vida saludable
Claro que los secretos para una vida más larga y con bienestar no solo se reducen a la alimentación, según un artículo publicado en Blue Zones, estos son los tres factores que más impactan, incluyendo la dieta.
Cultivar una relación romántica feliz y estable Estar en una relación de este tipo puede reducir el riesgo de mortalidad en un 49 %. Un matrimonio saludable tiene el poder de prevenir enfermedades como el cáncer, la diabetes, problemas cardíacos y hasta la gripe. Esto se debe a que regula la respuesta al estrés y el eje HPA (el sistema de lucha o huida) y favorece la liberación de hormonas beneficiosas para la salud, como la oxitocina, las endorfinas y la serotonina.
Fortalecer las conexiones sociales La calidad de tus relaciones personales, desde las amistades hasta la convivencia con vecinos y colegas, puede reducir el riesgo de mortalidad en un 45 %. Un ejemplo destacado es el caso de Roseto, un pueblo de Pensilvania que, en la década de 1960, llamó la atención por sus bajas tasas de enfermedades cardiovasculares. Tras descartar factores como la genética, la dieta (que era poco saludable) y el ejercicio, los investigadores concluyeron que el "efecto Roseto" se debía a la unión y apoyo comunitario que caracterizaba a sus habitantes.
Priorizar el bienestar social: amabilidad y voluntariado Además de la dieta y el ejercicio, la amabilidad y el voluntariado son pilares fundamentales de una vida larga y saludable. Las personas que dedican tiempo al voluntariado presentan un 29 % menos de riesgo de niveles elevados de glucosa en sangre, un 17 % menos de riesgo de inflamación crónica y pasan un 38 % menos de noches en el hospital, en comparación con quienes no participan en actividades benéficas. Aunque cuidarse físicamente es esencial, a menudo subestimamos el impacto positivo de las interacciones sociales en nuestra salud.
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