Kroket: empanadas del tamaño de una hamburguesa cubiertas de pan húngaro de papa

No es una hamburguesa, ni una empanada, ni un paste, ni una croqueta. ¡Simplemente son kroket! Este concepto innovador y medio complejo de entender (hasta que uno tiene un ejemplar enfrente) es delicioso, llenador y, sin duda, único en toda la ciudad.

La historia detrás de la creación de la chef Aracely Patiño y Alberto Escalante es curiosa. Ellos estudiaron juntos en el ramo de los restaurantes, se hicieron amigos y una vez decidieron ir de viaje a Hungría. Allá la comida los maravilló, especialmente una opción callejera en la que están inspiradas las krokets.

Pasaron años. Luego decidieron emprender y hace un año y medio abrieron su restaurante en un pequeño local de la colonia del Valle, casi Nápoles. Ahí perfeccionaron su receta y, después de muchos intentos, lograron la ideal: un relleno circular de carne o vegetales en forma de pattie, aderezado con queso derretido y cubierto completamente por una capa de masa de papa frita.

Comer un kroket implica hacerse a la idea de que con la mitad quizá tengas suficiente porque están muy bien servidos. Pero arriesgarse vale la pena.

Tienen cinco opciones base con distintos rellenos, pero te recomendamos ampliamente el Bacon Blue con carne de res, tocino, queso azul, cebolla caramelizada y chutney de chabacano, así como el Condesa, que lleva pechuga molida con un toque de hummus de la casa y una mezcla de verduras.

También tienen opción de hacerte tu kroket sin el pan, solo con lechugas que envuelvan el contenido. De igual forma tienen ensaladas (pide la nueva con edamames, aguacate, lechuga y bolitas de masa de papa), sopas veganas del día, galletas y una carta de desayunos bien surtida.

Si llegas temprano puedes disfrutar de quiches, krokets rellenos de chilaquiles, toasts de aguacate, hotcakes, omelettes y avena marinada con leche de almendras con plátano, manzana, arándano, coco rallado y endulzado con miel de abeja.

Para tomar siempre hay infusiones súper ligeras y naturales, así como granizados de vino tinto y blanco con frutas (que son deliciosos), limonadas, naranjadas y copas de vino solo. Su barra de café también está buenísima si te gana el antojo de esta bebida caliente.

Encontramos este sitio casi por casualidad, pero nos da mucho gusto que haya sido así. ¡Fue una gran, gran sorpresa! Si andas por la zona te recomendamos que hagas parada en sus mesitas o sus sillas Acapulco de la entrada. ¡Vas a comer una receta europea con toque mexicanos que te va a encantar y disfrutarás de un ambiente inusitadamente relajado en pleno centro de la ciudad!

Cheque promedio: $150 pesos. | Dónde: Pedro Romero de Terreros 19, colonia del Valle.

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