Los tres trucos para cocinar camarones congelados y que parezcan frescos

Laura Ceballos

Editora en Jefe

Le encantan las historias cuyo personaje principal es la comida. Ha colaborado como content manager y editora en marcas como Grupo Imagen, Canasta Rosa, Olé Interactive y Clarins. Tiene un proyecto en redes llamado @foodiecuriosa en donde cocina y narra.

Sabemos que lo fresco, si bueno, dos veces bueno. Eso no quiere decir que, por ejemplo, tengamos siempre acceso –y dinero– para costear ciertos productos. Sobre todo cuando hablamos de camarones, un producto por el que pagamos auténticas fortunas en México.

Razón por la que es muy popular que usemos camarones congelados para ahorrar un poco sin escatimar en sabor. Sin embargo, que sean congelados no significa que haya que resignarse a su calidad.

Es evidente que el marisco congelado se va a comportar peor en la cocina, especialmente si el descongelado no se hace con cuidado. Por eso, hay ciertas fórmulas para cocinar camarones congelados que son especialmente válidas.

Con los tres trucos que os vamos a dar hoy podrás hacer lo que quieras con esa bolsa de camarones que compraste. Desde unas clásicos camarones al ajillo hasta las no menos clásicas camarones empanizados o unas ricas brochetas.

Trucos para descongelar camarones

Siempre se suele recomendar que los mariscos y pescados se descongelen en el refrigerador. Sin embargo, los camarones son muy pequeños y descongelarlos en el congelador puede hacer que las perdamos de vista rápidamente.

En este caso, lo más recomendable es que el descongelado de los camarones se haga en el fregadero siempre y cuando vayamos a cocinar los camarones inmediatamente. Por eso, cuando tengamos nuestras camarones congelados, solo tendremos que descongelarlas bajo un chorro de agua fría, que será suficiente en tres o cuatro minutos para que estén descongelados, mientras los frotamos unos con otros.

Ponlas sobre un colador y haz que ahí pierdan todos esos trocitos de escarcha. Luego solo habrá que secarlas bien y, rápidamente, salarlas. Con mucha generosidad, masajeando los camarones con la sal, consiguiendo que así no solo vayan a sazonarse, sino también que recuperen textura y firmeza, lo que las hará también más jugosos.

Después quita cualquier exceso de sal que haya quedado y, de nuevo, seca los camarones con un poco de papel de cocina o con un trapo si las vas a saltear o asar. Si llevan demasiada agua a la cocción, tenderán más a cocinarse al vapor, arruinando parte del resultado.

Por último, la clave para no patinar con los camarones congelados es no sobrecocinarlos. El punto correcto de cocción de un camarón descongelada –que no estuviera cocido– es que veamos cómo cambia hacia tonalidades más opacas, señal de cocinado. Si te pasas de ese punto, lo más probable es que no queden jugosos y que se queden demasiado secos y firmes, siendo menos agradables.

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Artículo original de DAP

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