Uno de los ingredientes favoritos para esta temporada de Cuaresma donde no se come carne roja y por lo general nos inclinamos más por productos provenientes del mar, son los mariscos; gracias a su versatilidad y delicioso sabor, esta temporada es una de las favoritas de muchos amantes de la cocina del mar. Sin embargo, siempre hay consecuencias si comemos en exceso cualquier ingrediente.
Con la diversidad a la que nos enfrentamos, es muy necesario detectar las mejores opciones, para que tengamos una idea de como escoger mejor los pescados y mariscos, y para poder disfrutar adecuadamente estos frutos del mar que tanto nos encantan, vamos a contarte qué pasa en tu cuerpo si comes una cantidad considerable de almejas y algunos otros mariscos.
Beneficios de las almejas
Las almejas son muy ricas y por ello a veces no sabemos cuánto es la cantidad correcta para comer, porque además vienen en todas las presentaciones y tamaños, y resulta más complicado saber parar a tiempo, por ejemplo, la almeja fina o japónica es pequeña y la carne que se obtiene de ellas es poca.
Las almejas son fuente de proteínas; en una porción de 100 gramos de carne de almeja pueden obtenerse alrededor de 15 gramos de este nutriente, además son ricas en:
Minerales: como calcio, presente en huesos y dientes; yodo, contribuyente a la producción de hormonas tiroideas; magnesio, que ayuda a regular la función de los músculos y el sistema nervioso, así como a los niveles de azúcar en la sangre y la presión sanguínea; sodio, el cual mantiene el balance de hidratación y, en cantidades menores hierro, zinc y selenio.
Potasio: este marisco posee una cantidad importante de potasio, por lo que se debe tomar en cuenta en personas que por alguna razón médica deban reducir o monitorear el consumo de sales minerales.
Vitaminas: posee retinol, ácido fólico, niacina y otras del grupo B como la B12, la cual se encarga de mantener en buen estado las neuronas y los glóbulos sanguíneos.
Bajas en grasas y calorías: una porción de 100 gramos contienen 70 calorías, parte de su contenido graso es el omega-3, que previene padecimientos cardiovasculares.
Posibilidad de riesgo
La organización de salud del estado de Minnesota en Estados Unidos Fairview ha advertido sobre una intoxicación por consumir pescados y mariscos en mal estado, entre los tipos de alimentos de riesgo se encuentran el atún, caballa, dorado, anchoas, arenque, pescado azul, medregal y marlín. Estos productos naturalmente contienen altos niveles de una sustancia química llamada histidina y que cuando no reciben la refrigeración adecuada, las bacterias crecen dentro de ellos, convirtiendo la histidina en histamina.
¿Y qué causa? Al ser consumidos los pescados y mariscos en mal estado, se consumen también grandes cantidades de histamina, causando una enfermedad conocida como “intoxicación escombroide” o “intoxicación por histamina del pescado”.
En el caso de las infecciones, es posible adquirir vibriosis, una enfermedad intestinal causada por una pequeña bacteria denominada Vibrio, que está presente en pescados y mariscos de agua salada, como también en los ríos y arroyos donde se unen el agua dulce y el agua salada. Incluso hasta los alimentos bien cocinados pueden volver a contaminarse si se enjuagan con agua de mar.
También es posible infectarse por comer pescado en descomposición, de norovirus, un virus altamente contagioso que puede causar gastroenteritis viral, a menudo llamada “intoxicación alimentaria”.
Tips para escoger tus mariscos
- Olor
Este es el punto más importante de todos ya que con este notarás su frescura y si ya están pasados o no, los olores deben ser suaves, a pesar de que un pescado puede ser muy penetrante, su olor no debe de ser desagradable, si este presenta un olor al estilo de amoniaco, podría significar que no es fresco y que puede haber comenzado un estado de descomposición.
- Ojos
Es muy importante siempre revisar los ojos de tus pescados y mariscos, estos deberán ser brillantes, saltones y transparentes, esto nos indicará que estamos teniendo ante nosotros uno de los mejores pescados.
- Piel del pescado
También es muy importante notar que la piel esta debe de ser brillosa y tener las escamas adheridas completamente en su cuerpo, además de que la textura de la carne debe ser firme al tacto, que no se desbarate al frotarse con los dedos.
- Camarones
En el caso de los camarones es muy importante fijarse que su piel sea translúcida y brillante, sin olor y que las patas estén totalmente pegadas y sin presentar un color grisáceo.
- Concha
Los mariscos con conchas como: ostiones, mejillones y almejas, es importante que se encuentren cerrados, si están abiertos y desprenden un olor desagradable o intenso, significa que están en mal estado.
- Caparazón de los mariscos
Todos los mariscos que tengan caparazón, debes de probar con las manos que estos sean duros y flexibles al tacto, para asegurarte de que están frescos y en buenas condiciones.
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