En nuestro recorrido por los productos mexicanos, el ingrediente que no puede faltar en casi ninguna cocina es el muy tradicional chicharrón de cerdo o en diferente presentación como botana en cueritos. ¿Ya se te hizo agua la boca, cierto? El chicharrón se encuentra bajo diferentes formas en la mayoría de los países latinoamericanos y en todas es absolutamente delicioso, pero necesitamos saber qué tan saludable o no puede ser comerlo.
La palabra chicharrón proviene de la gastronomía española y se expandió por todo el continente americano a lo largo de la época colonial. Se trata de la grasa y piel del cerdo que son fritas para luego ser consumidas directamente o incluidas en algún platillo.
En México se suele consumir como una fritura crujiente o prensada como el chicharrón prensado. Este último se obtiene al desprenderse pequeños trozos de carne cuando se prensa el chicharrón mientras se fríe en aceite. El chicharrón es muy utilizado en la gastronomía mexicana, tanto en la capital como en provincia. Cada región tiene sus especificidades y cada familia lo prepara de manera diferente. No falta la abuelita que deleita a toda la familia con un chicharrón cuya receta ha sido transmitida entre generaciones.
Entre los platillos mexicanos elaborados con chicharrón podemos encontrar las típicas quesadillas, las tostadas o las gorditas. De manera adicional, el chicharrón se puede preparar como guiso, en salsa verde o salsa roja, por ejemplo.
¿Deberíamos dejar de comerlo?
¡Por su puesto que no! Que tengan grasita no significa que sean malos. Su composición nutricional parece ser de las cosas que más nos interesan, así que vamos por partes: el método de cocción al cual se somete la piel de cerdo, es un alimento que se destaca por su alto aporte calórico: por cada 100 gramos se obtienen 544 calorías. De tal modo que este es un aspecto con el que será necesario tener especial cuidado, ya que su consumo en exceso puede provocar un desequilibrio en el balance energético y por consecuencia tiene un impacto de cuidado en el peso corporal y en la salud en general.
No todo es alarmante con la piel de cerdo. Pese a su fritura, su contenido en macronutrientes es impresionante, puesto que la piel de cerdo cuenta con una concentración de grasas significativa; 31 gramos por cada 100. Su aporte en proteínas también llama la atención, con 61 gramos de alto valor biológico. Y respecto a los micronutrientes que se encuentran en la piel de cerdo, como es el caso de las vitaminas A y B, y un buen contenido en calcio, magnesio y hierro.
Tips saludables
- Consumir piel de cerdo reduce el riesgo de desarrollar anemia
La piel de cerdo es rica en hierro, según un estudio publicado en The Medical Clinics of North America el consumo regular de hierro ayuda a prevenir y combatir la anemia.
- Mejora la salud muscular
El contenido en proteínas que aporta la piel de cerdo, es una buena adición dietética para mantener la adecuada salud muscular y del tejido magro. Es un buen complemento para aumentar la masa muscular y con ello el rendimiento deportivo.
- Puede beneficiar la pérdida de peso
La piel de cerdo es rica en proteínas, así como lípidos monoinsaturados y micronutrientes esenciales, que se asocian con una gran capacidad saciante que acelera el adelgazamiento.
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