Ni en el ni en la alacena ni en el refri: este es el lugar correcto para conservar el ajo en buen estado y evitar que germine

Laura Ceballos

Editora en Jefe

Le encantan las historias cuyo personaje principal es la comida. Ha colaborado como content manager y editora en marcas como Grupo Imagen, Canasta Rosa, Olé Interactive y Clarins. Tiene un proyecto en redes llamado @foodiecuriosa en donde cocina y narra.

El ajo es un ingrediente esencial en la cocina. Además de ser utilizado para dar sabor a los alimentos, también es conocido por sus propiedades medicinales, como efecto antibacteriano, antiinflamatorio y antioxidante. A pesar de ser un ingrediente tan importante, rara vez prestamos la atención necesaria a su almacenamiento para mantenerlo fresco. La mayoría de las personas tiende a guardar el ajo de cualquier manera en el armario o, peor aún, en el refrigerador.

Si también tienes dudas sobre el lugar correcto para guardar el ajo, hemos preparado una guía sobre cómo almacenarlo correctamente, tanto entero como procesado, para que puedas usarlo siempre que lo necesites.

Cómo almacenar el ajo correctamente y evitar que se pudra o brote

La mayoría del ajo que encontramos en el mercado es fresco, aunque también está disponible en varias formas procesadas, como copos o polvo deshidratado, conservas, extractos de aceite y suplementos en cápsulas o comprimidos. Para mantener el ajo en buen estado y evitar que se pudra o brote, es importante seguir algunas pautas sobre su almacenamiento:

Temperatura ideal: guarda el ajo en un lugar con una temperatura entre 15 y 18°C, evitando el calor excesivo, que puede acelerar su deterioro.

Evitar la humedad: la humedad favorece el crecimiento de moho y la germinación del ajo, por lo que no debes guardarlo en el refrigerador, ya que el frío también puede estimular la germinación de los dientes.

Buena ventilación: usa una cesta de mimbre, una bolsa de malla o un recipiente perforado (como una frutera) para permitir la circulación del aire. Evita almacenar el ajo en bolsas plásticas cerradas, ya que esto puede crear un ambiente húmedo.

Mantenerlo alejado de la luz directa: la luz puede acelerar la germinación del ajo, por lo que es importante guardarlo en un lugar oscuro.

Si ya has pelado el ajo, puedes almacenarlo en un recipiente con aceite de oliva en el refrigerador o hacer una pasta de ajo con aceite y otros ingredientes. Sin embargo, debes consumirla en pocos días para evitar el crecimiento de bacterias como el botulismo, que pueden ser peligrosas para la salud.

Más que un condimento: beneficios de consumir ajo

Según el Manual MSD, el ajo es uno de los vegetales más antiguos utilizados por el ser humano. Este alimento se destaca por su alto valor nutricional y bajo contenido calórico, siendo una excelente fuente de vitamina C, vitamina B6 y manganeso. Además, el ajo es un antibiótico natural, antiséptico, regulador de la flora intestinal, detox natural y regulador de las glándulas endocrinas.

Según diversas investigaciones, el ajo ayuda a reducir los niveles de colesterol y contiene antioxidantes que protegen las células contra daños y el envejecimiento. Otros estudios también han revelado que el consumo de ajo, ya sea a través de alimentos, tés o suplementos concentrados, tiene efectos positivos como preventivo o aliado en el tratamiento de enfermedades cardiovasculares, trastornos inflamatorios, diabetes, hipertensión y obesidad.

Si te preguntas cuál es la mejor forma de consumirlo, la respuesta es fresca. Cuando se cocina o calienta, su concentración de activos disminuye o sufre alteraciones. Además, su grado de maduración y frescura influye en su valor nutritivo y en la cantidad de compuestos bioactivos.

Artículo original publicado en Tudo Gostoso.

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