Aunque parezca asqueroso, es real. En muchos de los alimentos que comemos a diario existen cantidades mínimas de lo que la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos (FDA) llama “defectos”, y que no son más que insectos desmembrados y muchos de los residuos aparejados a su cultivo y errores en su procesamiento.
De acuerdo con esta división estadounidense, que es una institución a nivel mundial de la buena calidad de alimentos y fármacos para consumo humano, como la cadena productiva que lleva a esos alimentos está llevada a cabo en todos sus niveles por personas, se corre el riesgo de que se cometan esos errores que lleven hasta tu cena un poco de todo, por decirlo de alguna forma.
Como saben que encontrar estos restos es inevitable, ellos hicieron una especie de estándares básicos de admisión de estos “defectos”. Estos son algunos de los más importantes:
- La FDA permite que los granos de café contengan unos 10 miligramos de excremento animal por cada medio kilo. De igual forma, entre un 4 y 6% de los frijoles también pueden tener insectos o moho.
- En la mantequilla de maní se aceptan uno o más pelos de roedores y 30 fragmentos de insectos por cada 100 gramos.
- Con la mermelada pasa algo que llama mucho la atención: pueden contener hasta cuatro pelos de roedor por cada kilo y medio, cinco insectos enteros, como ácaros y pulgones.
- Los preparados para hacer drinks no se salvan. Los jugos de tomate embotellados pueden tener hasta cuatro gusanos y 20 o más huevos de mosca de fruta. A su vez, los jugos cítricos también pueden tener huevecillos.
- Los maíces dulces que vienen también en lata pueden tener larvas de gusano, así como pieles de estos animales disueltas.
- Terminemos con esto, que suponemos que ya tienes un poco revuelto el estómago: la pasta de tomate que se usa como base para pizzas y como añadido a la pasta a la boloñesa, así como los champiñones enlatados, pueden tener dos gusanos por cada 16 onzas, así como fragmentos de larvas.
¿Podemos enfermarnos por consumir eso?
Si consumes estos productos con moderación, quizá no. Y eso es algo que ya fue comprobado por la misma FDA. Eso sí, toma en cuenta que alrededor de lo que te llevas a la boca hay mucho más que solo el proceso mediante el que se procesó y enlató.
Entonces, si pones atención a lavar todo perfectamente, saber muy bien de dónde vienen todos los insumos que utilizas, así como respetar los tiempos de cocción de cada comida, no habrá tantos riesgos.
De acuerdo con la FAO, poner atención en todos estos detalles es básico, ya que la inocuidad de los alimentos, la nutrición y la seguridad alimentaria están inextricablemente relacionadas.
Los alimentos realmente insalubres generan un círculo vicioso de enfermedad y malnutrición, que afecta especialmente a los lactantes, los niños pequeños, los ancianos y los enfermos.
Por eso es que opinan que como en la actualidad, las cadenas de suministro de alimentos atraviesan numerosas fronteras nacionales, la buena colaboración entre los gobiernos, los productores y los consumidores contribuye a garantizar la inocuidad de los alimentos.
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