Qué delicioso es llevarte a la boca un trozo fresco de plátano, o un sorbo de malteada o hasta un panqué hecho con esta fruta cremosa y dulce, ¿no? Casi todo el mundo ama los plátanos. Pero pocos saben que la existencia de la especie más consumida en el mundo pende de un hilo.
Se trata del Cavendish, el plátano que por default encontramos en mercados y supermercados. Tanto, que representa cerca del 47% de la producción mundial de la fruta (unas 50 millones de toneladas al año) y el 99% de todas las exportaciones mundiales de plátano. Es omnipresente, pues.
No obstante, a pesar de parecer perfecto, el Cavendish tiene una gran desventaja genética: es la única variedad susceptible a una cepa de hongo llamada Tropical Race 4 (TR4), que es letal para la planta y contamina el suelo donde crece, dejándolo inservible para volver a cultivar el mismo producto.
¿De qué dimensiones es el problema?
Es enorme. Lo suficiente como para que un ejército de investigadores en todo el mundo tema por el futuro de dicha especie. Lo que hace tan peligrosa a la TR4 es que es impermeable a pesticida, mata a las plantas —primero ahogándolas por dentro, luego dejándolas huecas—, termina por derribarlas y luego se queda en el sustrato hasta por 30 años de forma silenciosa.
También es sumamente transmisible. Puede viajar hasta en las botas de los campesinos que pasen por la zona, y generalmente deja inservibles áreas enorme de terreno, que ya no pueden volver a sembrarse con plátanos de ninguna manera.
Algo un poco similar ocurrió en el mundo en la década de los 50, con otra especie de plátano llamada Gros Michel. Era la líder en todo el planeta, hasta que sus plantíos empezaron a morir en todas partes, a causa de que una cepa antecesora de la TR4, llamada Tropical Race 1 (TR1). En ese entonces fue cuando descubrieron que podían sustituir el cultivo por el Cavendish. Lo hicieron y, a pesar de que hubieron pérdidas globales de 2.3 mil millones de dólares, salieron a flote con un producto distinto.
Por eso es que en la actualidad científicos y comerciantes están al borde del colapso. La TR4 se encontró por primera vez en Mozambique, en 2013, y ahora invadió cultivos en Líbano, Israel, India, Jordania, Omán, Pakistán y Australia.
Aún no está en América, pero debido a que el hongo puede permanecer en el suelo sin mostrar rastros hasta años después, muchos temen que ya esté aquí y no lo sepamos. Lo que sí es seguro es que México es el noveno productor mundial de esta fruta, y que los estados más productores son Chiapas, Tabasco, Veracruz, Michoacán y Colima.
¿Hay solución?
Parece ser que sí, pero aún hay muchos experimentos que hacer. Tal parece que la solución son los cultivos transgénicos. En Humpty Doo, un territorio del norte de Australia, el profesor James Dale, de la Universidad Tecnológica de Queensland, ha empezado a ensayar este modelo.
Encontró la forma de aislar genes resistentes al hongo en una especie extraña de un plátano silvestre llamado Musa acuminata malaccensis, e insertárselos a los Cavendish. Algunos ejemplares de estos plátanos ya se han logrado: no obstante, aún tienen que ganar varias batallas legales para poder salir al mercado y ser expendidos al público y, quizá lo más importante, aún no han sido consumidos por humanos.
Sin duda el camino para lograr que los deliciosos Cavendish no desaparezcan es largo, pero ya hay avances que hacen que el camino sea menos oscuro. Ojalá pronto nos enteremos que alguien logra encontrar la solución para que nuestro planeta no pierda una especie más. Nadie lo merece.
ACTUALIZACIÓN:
ICA, la autoridad colombiana de agricultura y ganadería, confirmó el 8 de agosto que las pruebas de laboratorio han identificado positivamente la presencia de la llamada enfermedad de Panamá, la Raza Tropical 4 en las fincas bananeras en la región costera del Caribe. El anuncio fue acompañado por una declaración del estado nacional de emergencia.
El descubrimiento del hongo representa un posible desastre inminente para los plátanos como fuente de alimento y como producto de exportación. La enfermedad de Panamá Tropical Race 4, o TR4, es una infección de la planta de banano por un hongo del género Fusarium. Aunque los plátanos producidos en el suelo infectado no son inseguros para los humanos, las plantas infectadas eventualmente dejan de dar fruto.
Identificado por primera vez en muestras de suelo de Taiwán a principios de la década de 1990, el hongo destructivo permaneció confinado durante mucho tiempo en el sudeste asiático y Australia, hasta que se confirmó su presencia tanto en Oriente Medio como en África en 2013. Los expertos temían una eventual aparición en América Latina, el epicentro de La industria mundial de exportación de banano, y ahora está ocurriendo.
Las autoridades pertinentes se encuentran haciendo pruebas y lo posible por mejorar esta situación, para evitar que este hongo se siga expandiendo, especialmente hacia América Latina, principal región enfocada en la exportación de este delicioso fruto.
Fuentes: Wired | Gobernación México.
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