Vivimos en un mundo con casi 8 mil millones de personas. Todas, con necesidades de alimentación específicas, determinadas por el lugar donde habitan. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO), si estos millones de seres humanos se alimentan bien, funcionan bien. Y no sólo eso: incluso hasta podrían abonar al progreso de su país.
De acuerdo con información del portal oficial de esta institución, con presencia en los cinco continentes, las dietas saludables pueden cambiar la forma de vida de las sociedades. Un ejemplo de ello es lo que lograron en Laos, un país socialista con altos índices de pobreza, ubicado en Indochina.
Después de años de trabajar de cerca con agricultores, enseñándoles nuevas técnicas para aumentar sus ingresos del ganado y que puedan pagar alimentos más nutritivos para sus familias, así como incitándolos a criar peces en sus campos de arroz para proporcionar tanto un ingreso extra como una fuente nutritiva de proteínas, y dando capacitaciones y pláticas con consejos básicos de nutrición y sustentabilidad en escuelas y hogares, por fin se empiezan a ver algunos frutos.
Aunque aún son relevantes los niveles de desnutrición de la población y falta mucho por hacer, aseguran que “Laos ha avanzado mucho en los últimos veinte años en la reducción de la pobreza y el hambre.” Cada vez hay más personas que toman consciencia sobre lo importante que es procurar alimentarse lo mejor posible.
México es un país biodiverso y muy rico, gastronómicamente hablando. No obstante, los niveles de desnutrición y obesidad también resultan preocupantes. Hay quienes aseguran, como Héctor Bourges Rodríguez, director de Nutrición del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición "Salvador Zubirán", que incluso la alimentación mexicana pasa por su peor momento debido a que ha copiado modelos de Estados Unidos.
En una ponencia que dictó en el marco de la Novena Semana de la Diversidad Biológica, aseguró que hasta hace 30 o 40 años la alimentación era adecuada a pesar de que había más pobreza, y que la adopción del modelo fue más por razones comerciales, que de salud.
La FAO insiste que no todo está perdido y que siempre hay alternativas para mejorar las condiciones actuales, a partir de buena educación alimentaria, buenas dietas y constancia para que todo abone al progreso.
Por ejemplo, desplegaron en la versión castellana de su página una serie de recomendaciones que aplican para cualquier país, sin importar donde esté ubicado. Acá te presentamos las más relevantes:
Sugerir que los niños pequeños se deben alimentar con mayor frecuencia utilizando los alimentos existentes.
Que las cantidades de alimentos consumidos en cada comida por los niños se aumenten durante los períodos de destete y posdestete.
Recomendar para los niños un mayor consumo de cualquier legumbre disponible y utilizada comúnmente por la familia.
Promover la inclusión en la dieta, de alimentos como maní que son ricos en proteína y suministran una fuente concentrada de energía.
Promover un mayor consumo de alimentos ricos en caroteno (hortalizas de hojas verde oscuro y hortalizas y frutas amarillas) por parte de los niños pequeños en áreas donde exista el problema de carencia de vitamina A.
Aumentar la disponibilidad de frutas y hortalizas, mediante el fomento de las huertas caseras.
Demostrar la adecuada preparación, cocción y proceso de frutas y hortalizas cultivadas en el hogar para preservar su valor nutricional.
Promover la lactancia natural y desalentar la alimentación con biberón (por ejemplo, protección, apoyo y promoción de la lactancia materna).
Estimular la asistencia de mujeres embarazadas a consultas donde se les suministren suplementos de hierro y se verifique el progreso del embarazo.
fomentar la asistencia de las familias y sus niños a consultas de menores de cinco años o similares, para recibir vacunación y vigilar el crecimiento de los niños.
Mejorar los conocimientos sobre la protección de la calidad e inocuidad de los alimentos e impulsar factores como saneamiento, higiene y mejor suministro de agua potable, para reducir enfermedades infecciosas que generalmente contribuyen a la malnutrición.
Informar a los padres sobre la importancia de continuar la lactancia y otros alimentos cuando los niños tienen diarrea y sobre el uso de líquidos caseros y soluciones para rehidratación oral.
Por muchas razones, alimentarse de forma sana resulta benéfico. Y si se empieza por uno mismo, el cambio será bueno y repercutirá en todos.
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