Nuestro consumo de plásticos es un tema que ya preocupa a muchos. Y con toda la razón. La Universidad Autónoma Metropolitana acaba de colocar un granito de arena al respecto: un grupo de sus alumnas creó un material bioplástico que sirve para embalar artículos de artesanos mexicanos, que tiene la capacidad de degradarse luego de 50 años para hacer composta.
Cabe señalar que este proyecto, llamado LIA (mujer, en zapoteco), es aún un prototipo. Se trata de uno de los cinco mejores que concursaron en el Global Startup Weekend Sustainable Revolution, financiado por Google. Gracias a ello, el equipo de jóvenes estudiantes podrá presentar su creación en un encuentro de emprendedores que se realizará en París, en 2020.
¿De dónde viene la idea de LIA?
Inicialmente de un cálculo que hicieron y según el cual los habitantes de la CDMX producen 53 kilos de residuos plásticos cada año, entre botellas de shampoo, empaques de pastas dentales y recubrimientos de comida. ¡53 kilos!
Fue así como diseñaron un producto que fuera amigable con el planeta y pudiera reemplazar bolsas y demás empaque contaminantes, por un bioplástico hecho de agua, grenetina y glicerina mezcladas a alta temperatura.
Lo que ellas tienen en mente con LIA es reducir la huella de polución en el planeta, así como apoyar a que artesanos que se dedican a productos de belleza e higiene personal puedan embalar sus artículos de forma más ecológica y que al mismo tiempo esa práctica sea bien asimilada por sus consumidores.
Una ciudad más limpia
El equipo de alumnas ha establecido contacto con Somos tierra, colectivo cuyas ganancias destinan a la regeneración del bosque de La Marquesa; también con Ajolote negro, una marca que cuida de la especie endémica de Xochimilco con recursos de sus artículos naturales; Teia, que elabora cosméticos naturales, y Plan bee, que ofrece opciones sustentables en higiene y belleza. Todos estos colectivos las han ayudado con ideas para perfeccionar la suya.
La intención es que los fabricantes con los que laboran tengan la certificación denominada ecofriendly –respetuosa de los ecosistemas– para dar certeza a los consumidores; esto, aseguran ellas, es para que todos salgan beneficiados.
Proyectos como este hacen pensar que cada vez estamos más cerca de un mundo consciente de sus problemas ambientales y proactivo al respecto. Otra cosa que resulta esperanzadora es que en 2020 se prohibirá dar o vender bolsas de plástico en la CDMX, y partir de enero de 2021 será lo mismo con cubiertos, globos, popotes y vasos desechables de este material.
Aunado a ello, el congreso de la capital mexicana aprobó varias reformas a la Ley de Residuos Sólidos local, por lo que estos productos de uso cotidiano no se podrán distribuir a menos que sean fabricados con material compostable.
Esperemos que la medida surta efecto y pronto todo el país cuente con dicha legislación, así como con los beneficios de creaciones como la de las alumnas de la UAM.
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