Con lo serio que suena, es real. Muchos amamos estos productos y cada vez los usamos más en nuestras cocinas sin saber que, por provenir de monocultivos (es decir, que las tierras donde crecen sólo se ocupan para esa especie en específico y no otras más que aprovechen el mismo espacio) están acabando con el número de animales polinizadores que a su vez ayudan a que más variedades de vegetales existan.
Ahí radica el riesgo. De acuerdo con un estudio publicado por el la revista mensual especializada en ecología Global Change Biology, la comida proveniente de monocultivos está de moda especialmente en Occidente y ello produce que dichos sembradíos “roben” espacios a multicultivos que son mucho más generosos con el planeta.
La lista de vegetales como los que los científicos aseguran que están acabando con nuestra seguridad global de la comida, y a la que deberían sumarse también productos como la soya, la canola y la palma, sí son fuente de alimento para los polinizadores, pero sólo durante muy poco tiempo, cuando están en flor.
Esto provoca que sean una fuente inestable de alimento, a lo que se suma otro factor determinante: el uso de fertilizantes por parte de los agricultores. En Latinoamérica, los países que tienen más marcados los problemas por monocultivos son Brasil, Argentina, Paraguay y Bolivia, donde la expansión de las granjas de soya incluso ha impulsado la deforestación. Lo mismo está pasando con la palma en Malasia e Indonesia.
Europa tampoco se ha salvado a estos efectos adversos por falta de rotación agrícola. Especialmente en países como Reino Unido, Alemania, Francia, Austria, Dinamarca y Finlandia.
De acuerdo con el estudio, las regiones más propensas a tener estas problemáticas serían las más pobres; no obstante ya se vio que estas repercusiones están surgiendo en todo el mundo.
Fuente: The Independent
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