Los alimentos con fechas de vencimiento prontas o ya pasadas siempre nos dan miedo. Y con toda la razón: comer algo echado a perder conlleva el peligro de intoxicarnos o hasta desarrollar alergias. No obstante, muchos no sabíamos que existen algunos productos que sí pueden comerse incluso si sus empaques indican que su fecha de consumo preferente ya pasó. Las fechas impresas en ellos son muy útiles, pero en muchísimos casos son más una pauta que una regla.
De acuerdo con la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), una sociedad civil española especializada en esos temas, hay una diferencia marcada entre las indicaciones de fecha de caducidad y de consumo preferente. Esto radica en que, en el caso de consumirse después de la fecha indicada, los primeros pueden poner en riesgo nuestra salud mientras que los segundos no.
A continuación te contamos detalles sobre algunos de los alimentos que sí puedes comer a pesar de que su fecha de consumo preferente diga lo contrario:
1. Papas fritas
No son la comida más saludable pero, en caso de que decidas pecar y comer un poco, puedes estar seguro de que éstas no caducan. Pero sólo puedes ingerirlas en el caso de que estén perfectamente cerradas y no presenten mohos, colores u olores extraños y cualquier otro signo que haga evidente que simplemente no puedes hacerlo.
2. Huevos
Puedes usarlos hasta tres o cinco semanas después de que los compraste, así que no te preocupes tanto por lo que viene indicado en el cartón contenedor. Esto, especialmente si inmediatamente después de adquirirlos los metiste al refri. Otro dato salvador: en caso de que los hayas cocinado duros, pueden estar así y ser confiables hasta por una semana.
3. Queso
Para este alimento lo que más cuenta para decidir si está o no en buen estado es nuestro olfato y vista. Cuando se trata de quesos con maduración suave, como el Brie o Camembert, incluso si les crece un moho brillante y blanco son seguros. Sólo hay que removerles esa zona con un cuchillo. Si el moho es oscuro y abundante, y si se concentra sólo en una zona, mejor tira todo el queso y limpia bien el lugar donde se encontraba guardado.
4. Mermeladas y mantequilla
Al igual que con las papas fritas, éstas se venden con fechas de ingesta ya estipuladas, pero no pasa nada si esperas unos meses y las pruebas. Sólo debes fijarte muy bien en que se encuentren intactas y no presenten texturas o sueros extraños.
5. Cereal
Si compraste una caja de tu cereal favorito, lo dejas unos meses olvidado y tienes duda de si aún te lo puedes servir para el desayuno, toma en cuenta que puedes hacerlo hasta ocho meses después de que compraras, siempre y cuando no lo hayas abierto. En caso de que sí esté rota la bolsa donde viene, sólo estará fresco entre cuatro y seis meses.
6. Pasta seca
Atentos, amantes de la pasta: ésta puede mantenerse en buenas condiciones hasta por uno o dos años después de lo que indica la fecha de consumo. Ahora bien, si se trata de la pasta fresca que venden sin cocimiento en el supermercado, el tiempo es mucho menor: sólo aguanta entre cuatro y cinco días después. Si la congelas esto cambia, ya que puedes consumirla hasta después de seis u ocho meses.
7. Refrescos y alcohol
Cuando se trate de bebidas alcohólicas con graduaciones superiores a 10%, puedes estar seguro de que tomarlas no implicará que acabes en un hospital. No obstante, algunas sí se estropean con el tiempo y debes ser cuidadoso para no tomar algo que tenga muy mal sabor.
Pro ejemplo, a pesar de que muchos aseguran que el vino mejora con los años, no siempre pasa así y en gran número de ocasiones el tiempo sólo logra que se agrie. No representa riesgo para la salud, pero sí para la experiencia de beberlo.
8. Carne cruda
Aunque el promedio de vida de esta producto animal incluso en el refrigerador es corto, cuando se les guarda en congelamiento puede extenderse por cuatro meses si se trata de carne molida, y hasta por un año si son piezas enteras.
Pero toma en cuenta que tanto la carne como el pescado son alimentos delicados, de los que deben cuidarse mucho las fechas. Pasada la de caducidad, hay que abstenerse de consumirlos, ya que existe la posibilidad de que sean portadores de microbios que pueden provocar intoxicaciones y enfermedades.
9. Hojas verdes (para ensalada)
El truco para esto es sumergirlos unos 10 minutos en agua helada (de preferencia con cubos completos de hielo), ya que de esta forma “reviven” y vuelven a verse y saber frescos. No todas las hojas verdes vienen empaquetadas (y en verdad lo mejor es consumir cosas frescas del mercado), pero cuando sí, la regla de los días en que siguen siendo seguras para alimentarnos puede ser bien sobrellevada con este truco.
10. Frutas y verduras congeladas
Estos son seguros hasta por 10 meses después de la fecha de caducidad, pero una vez más: sólo si los mantienes a la misma temperatura que en el supermercado. Es decir, que debes forzosamente guardarlos en el congelador, no en el refri.
11. Leche
Esta es una bebida que tiende a malograrse pronto, por lo que una vez abierta sólo dura unos cinco días. A los lácteos siempre hay que tratarlos con pincitas. También toma nota de esto: las leches sin grasa aguantan hasta 10 días y las que de plano no son lácteas, sino vegetales, duran hasta un mes después de empezarlas a consumir.
Darte cuenta que tu leche ya no está bien es fácil: si es el caso la verás grumosa y será agria al olfato.
12. Enlatados
Ufff, como ya debes saber, estos alimentos contienen conservadores artificiales que los mantienen con una vida útil de mucho tiempo, así que en estos casos las fechas impresas en sus envolturas son bastante relativas. Casi todos ellos pueden consumirse hasta dos años después de lo indicado y, si se trata de carnes en conserva, pueden estar en buen estado hasta por cinco años si no se les abre.
13. Pan
La mejor señal de que un pan ya no es comestible es el moho, del color y tamaño que éste sea. Sólo para que lo tomes en cuenta, el pan empacado puede permanecer bien unos siete días, siempre y cuando lo guardes en una caja de plástico (o la panera especial que tengas en casa) sin que le dé directamente el sol o esté en contacto directo con el aire.
Muchas personas prefieren guardarlo en el refri, o de plano meterlo al congelador, y eso no está mal, ya que aunque le resta sabor y consistencia suave, retrasa su descomposición.
Ahora que sabes más de este tema, cuida muy bien lo que te llevas a la boca a partir de los números señalados en los empaques. Eso te podría salvar de un susto y te ayudará a recuperar del bote de basura productos que aún vale la pena no tirar.
Fuentes: Organización de Consumidores y Usuarios. | Insider.
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