Por raro que parezca, así es. ¡Y son exquisitas!
Se trata de un tipo muy específico de hormiga. Su nombre es chicatanas y se le identifica porque es rojiza, mide entre uno y dos centímetros de longitud, tienen una cola abultada y alas largas que usan para tratar de escapar de quienes las capturan para consumirlas.
Aunque en la actualidad las chicatanas se consumen molcajeteándolas para salsas picantes, en tamales, moles y caldos, su uso en la gastronomía mexicana data de tiempos precolombinos. Existe un primer registro de ellas en el Códice Florentino, en donde ya se les referenciaba como un insumo culinario.
Estas peculiares hormigas de sabor salado y ahumado, que son abundantes en estados como Oaxaca, Guerrero, Chiapas y Puebla, se capturan exclusivamente en entre junio y agosto de cada año. Esto es por la temporada de lluvias. Cuando llegan las aguas estos insectos salen de sus guaridas bajo la tierra, buscando reproducirse así como conseguir alimentos en la superficie.
Además tienen una relación de "mutualismo" —así se le llama al proceso biológico que mantiene unidas a dos o más especies para beneficio de ambas— con una especie de hongo: las chicatanas comen hojas verdes, que por alguna razón siempre depositan al lado de éstos hongos. Ellos los necesitan para alimentarse y por eso dependen unos de los otros.
¿Es benéfico para los humanos comer estos insectos?
Totalmente. Empezando por el hecho de que tienen bajos niveles de grasas saturadas, mucha fibra y hasta propiedades antibacteriales. Como la mayoría de insectos comestibles, las chicatanas son fuente de proteínas e incluso ayudan al tratamiento de la artritis reumatoide. Mucha gente dice que infusionadas en ron o mezcal son afrodisiacas, pero aún no está comprobado.
Es importante que sepas que este delicioso y nutritivo manjar es caro. Ello debido a la poca disponibilidad de hormigas que hay en el año y porque su recolección es artesanal completamente. Donde más se producen es en Oaxaca, específicamente en la Costa, Valles Centrales y la Sierra; no obstante, en la Ciudad de México se puede adquirir en el mercado de San Juan.
Otros factores que han incrementado el costo de las chicatanas han sido la demanda de ciudadanos extranjeros que han descubierto este “secreto” de la gastronomía oaxaqueña, así como la destrucción del hábitat natural de la hormiga arriera a causa de nuevos desarrollos urbanos. Tenemos que cuidar a estas hormiguitas para que nos duren muchos, muchos años.
Fuentes: Inecol | Insectos a la carta.
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