Ya viene La Candelaria y el momento de saldar las cuentas por los Niños Dios que encontraste en la Rosca de Reyes, con sus respectivos tamales y atole. Afortunadamente, nuestro país es rico en tradiciones culinarias y a lo largo del territorio nacional podemos encontrarnos con recetas típicas que, sin duda, son deliciosas.
A continuación te hablamos de nueve atoles mexicanos que deberías intentar hacer en casa este 2 de febrero, para festejar por lo alto el final (verdadero) del maratón Guadalupe-Reyes.
Chileatole
Es muy popular en los estados de Puebla, Oaxaca, Michoacán y Guerrero. De trata de un atole con chile, que muchas comunidades y pueblos originarios lo consumen con gran arraigo desde la época prehispánica.
Aunque hay variantes según la región, usualmente se le prepara con granos de elote, chile de árbol, piloncillo, epazote, sal y agua. También se hace de pollo con ajo, cebolla, calabazas, elotes, zanahorias, papas, col y una salsa de chile chipotle y miltomate; se aromatiza con cilantro.
Atole de coco
Es usual en casi todas las costas del país donde existe la costumbre de tomar atoles cuando la temperatura baja ligeramente.
Quizá alguna vez probaste atoles de coco en lugares alejados del mar. Y seguro estaba bueno, pero créenos: cuando proviene de frutas frescas es siempre mucho mejor. Cuando se le prepara de forma natural, su sabor proviene del uso del agua de su interior, así como de la ralladura de coco.
Atole de ceniza
Como su nombre lo dice, una de las características más impresionantes de este atole es que es completamente negro y de un sabor ahumado único. Se trata de una bebida igualmente con raíces prehispánicas, que se hace con masa de maíz y ceniza fina de fogón.
Esto se endulza con azúcar, pero preferentemente con panela. Se le prepara y consume en varias zonas del país, principalmente en partes altas de las costas Pacífico y del Golfo. Se acostumbra darlo a las mujeres que recién han parido o a los enfermos.
Atole agrio
Se le llama también atol agrio y se bebe principalmente en Chiapas y Puebla. Hacerlo es un tanto engorroso, pues el maíz o nixtamal con el que se prepara debe remojarse un día y una noche para que tome el sabor agrio y finalmente se pueda endulzar con azúcar morena o piloncillo.
El atole agrio se acostumbra en la mañana y se acompaña con tamales de mole, chipilín, hoja de milpa, de cambray, de bola, de verduras y de frijoles.
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Chorote
Se consume en los sitios donde es habitual tomar pozol. Es decir, en Chiapas, Tabasco y la Península de Yucatán. El chorote se logra fermentando una mezcla de masa de nixtamal y cacao molido.
Esta bebida puede tomarse simple o con azúcar, dependiendo del gusto de la persona. Aunque, como es de sabor fuerte por la fermentación, también se le puede agregar leche u horchata para suavizar su intensidad.
Champurrado de agua
A este atole se le consume en casi todo el país pero, claro, es mucho más común en sitios con amplia disponibilidad de cacao. Eso, como sabes, ocurre en el sur y sureste de México.
La receta más común en Oaxaca, por ejemplo, consiste en mezclar la masa con chocolate semiamargo, agua y un toque de piloncillo y canela adicional. Es muy popular en los festejos de Día de Muertos y en La Candelaria.
Atole de amaranto
Se le consume mucho en el centro del país. El atole de amaranto es además de los más fáciles de hacer porque, para incorporar la semilla con la leche, simplemente han de licuarse y ponerse a hervir.
Una de las ventajas de tomarlo es que, como el amaranto no tiene gluten, pueden beberlo sin problema personas celiacas.
Atole blanco de maíz molido
Es típico de Nuevo León. El atole blanco, también conocido como atole de masa, se elabora con maíz blanco cocido, molido y hervido en agua. De manera original no lleva azúcar, pero algunos le agregan.
Como su sabor es fuerte y no está endulzado, es común que se le mezcle con frutas o canela.
Atole de Maíz Nuevo
Solo se le consume en la Península de Yucatán y proviene la primera cosecha de la milpa. Las mazorcas tiernas se separan y con ellas se hace una bebida de una dulzura natural muy sui generis.
Parte de la tradición de los descendientes de mayas es que, antes de beberla, se rinden ofrendas al dios de la lluvia Chaak. Esto es en símbolo de agradecimiento de la cosecha obtenida. Si tienes la oportunidad de estar en la Península en noviembre, te sabrá mucho más rico.
Fuentes: Diccionario Larousse de Gastronomía | InfoRural | Lifeder
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