Todo lo que necesitas saber acerca del cortisol

Hoy en día el cortisol tiene muy mala fama, muchos la conocen como la hormona del estrés mala. Pero ¿Por qué nuestro cuerpo produce una sustancia química tan potente que sólo hace daño? Es cierto que un exceso de cortisol en el cuerpo puede tener un efecto negativo, pero existen otros papeles importantes que juega el cortisol en nuestro cuerpo. A continuación podrás descubrir más de esta hormona.

El cortisol se produce en las glándulas suprarrenales, que se localizan en la parte superior de los riñones, y su liberación es estimulada por el hipotálamo. Todos los días nuestro cuerpo libera cortisol, generalmente sigue un patrón circadiano, liberando más cortisol antes de despertarnos, y menos a la hora de dormir. En condiciones normales, las glándulas suprarrenales secretan entre 20 y 40 miligramos de cortisol cada día.

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El cortisol juega varios papeles importantes, como el control del metabolismo del sustrato, la respuesta inmune, la curación de heridas, el equilibrio de electrolitos y de los líquidos, entre muchos otros. Podría decirse que las funciones menos conocidas del cortisol, están relacionadas con su impacto en la memoria y su papel en nuestro estado de ánimo y en nuestros sentimientos de satisfacción.

La dosis de cortisol que produce efectos benéficos en la memoria y en el estado de ánimo positivo, parece ser la cantidad diaria normal secretada por las glándulas suprarrenales. Cualquier tipo de estrés, especialmente uno físico, da lugar a la liberación de cortisol. Los retos físicos y mentales, general un cierto nivel de malestar, resultando en la liberación de cortisol.

El cortisol también se libera cuando hacemos ejercicio de alta intensidad para aumentar la producción de glucosa por el hígado, así como la liberación de ácidos grasos libres en el torrente sanguíneo para la producción de energía. En el cerebro, el cortisol en combinación con la naturaleza eufórica de la dopamina, actúa para lograr ese sentimiento de felicidad y satisfacción al hacer ejercicio.

Aquí viene lo malo. Sólo un poco más de cortisol en nuestro cuerpo, y las cosas cambian. En lugar de mejorar nuestro estado de ánimo, nuestra concentración y nuestra memoria, con una dosis mayor de cortisol, empezamos a notar deterioros en nuestra concentración y mayor ansiedad. El cortisol es un esteroide catabólico, así que si nuestro cuerpo libera demasiado, empezaremos a observar efectos degenerativos en el cuerpo. Un aumento excesivo en los niveles de cortisol, mantenidos por mucho tiempo, en lugar de preparar al cuerpo para ejercicios de alta intensidad, ocasionara un mayor riesgo de obesidad.

El cuerpo está diseñado para mantener un equilibro hormonal óptimo. La respuesta al estrés, y por lo tanto la liberación de las hormonas asociadas con el estrés, es una adaptación a un entorno peligroso. En una situación de vida o muerte, el cuerpo humano tiene la capacidad de reaccionar rápidamente, pensar con claridad, aumentar la energía mental y huir. Reducir la respuesta al estrés, requiere de un período de recuperación, sin ningún tipo de agentes estresante. Cosas tan simples como reír o escuchar música pueden reducir los niveles de cortisol. Pero si no existe recuperación, la liberación de cortisol no se apaga.

Así que la misma sustancia que nos puede salvar en un momento peligroso, si permanece activa todo el tiempo, puede ocasionar enfermedades, una mala calidad de vida e incluso una menor esperanza de vida. La recuperación es esencial para que los niveles de cortisol vuelvan a la normalidad. Un estilo de vida súper acelerado, así como la vida sedentaria, pueden ocasionar estrés continuo, sin permitir que se lleve a cabo la recuperación y dejando los niveles de cortisol elevados. En estos casos, los niveles de azúcar en la sangre no se elevan momentáneamente para luchar o huir; si no que permaneces elevados constantemente. El exceso de cortisol también induce la resistencia a la insulina, lo que con el tiempo hace que el páncreas trabaje demasiado, aumentando también el riesgo de diabetes tipo 2.

La liberación constante de triglicéridos al torrente sanguíneo, puede conducir al aumento de peso y a la obesidad. Los ácidos grasos se trasladaron a la grasa visceral, especialmente en la zona abdominal. El aumento de las células de grasa, junto con la resistencia a la insulina, altera la regulación del apetito, aumentado el hambre y reduciendo la sensación de saciedad. Como seguramente ya lo habrás adivinado, el único tratamiento para reducir la liberación de cortisol crónica, es aprender a manejar el estrés. Algunos ejemplos son las terapias conductuales, dejar de fumar, regular el sueño, hacer ejercicio de forma regular, la respiración profunda y la meditación, llevar una dieta antiinflamatoria y reducir al mínimo el consumo de cafeína y alcohol.

Como puedes ver, el cortisol no es una hormona tan mala, lo que pasa es que cuando llevamos una vida fuera de equilibrio, descompensamos a nuestro cuerpo. Lo ideal es mejorar los efectos benéficos del cortisol y evitar mantener por periodos prolongados sus efectos nocivos.

Imágenes | Evil Erin | Celestine Chua | kroszk@ | TikTak Images |

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