Sal y sodio... ¿Son lo mismo?

"Debes de limitar tu consumo de sodio", "No comas mucha sal", "Esta hamburguesa es altísima en sodio"... Seguro que has escuchado estas frases o leído en alguna información nutrimental el contenido de este mineral, pero sal y sodio... ¿Son lo mismo?

Las palabras “sal” y “sodio” no significan lo mismo, pero es común usarlas como sinónimos. La sal de mesa, también conocida químicamente como cloruro de sodio, es un compuesto semejante a los cristales que abundan en la naturaleza y que utilizamos para sazonar y conservar alimentos. Por otro lado, el sodio es uno de los elementos químicos que se encuentra en la sal.

La sal se ha usado como conservador de alimentos durante siglos. Como dato curioso, la palabra salario es una palabra latina. A los romanos se les pagaba el salario con sal para que sus alimentos no se descompusieran.

Como ingrediente en la industria alimentaria, tiene múltiples usos, como, por ejemplo, curar la carne, hornear, retener la humedad, cubrir los sabores menos deseables, e incluso resaltar el sabor de otros ingredientes, como al hacer que algo dulce sepa más dulce.

La sal de mesa es la principal fuente de sodio de la mayoría de las personas, sin embargo, algunos aditivos alimentarios comunes, como el glutamato momosódico (MSG), el nitrito de sodio y el bicarbonato de sodio, también contienen sodio y contribuyen en menor cantidad a la cantidad total de “sodio” que aparece en la etiqueta de información nutricional.

Por sorpresa, algunos alimentos que no saben salados pueden ser muy altos en sodio, por lo que no se debe usar el sabor como guía. Por poner un ejemplo, algunos alimentos que son altos en sodio saben salados, como la salsa de soya, pero, también hay muchos alimentos, como los cereales, bollería y refrescos, que contienen sodio, pero no tienen un sabor salado.

De todos la comida que consumes al día, al sumarse representan un alto nivel de sodio aunque cada porción por sí sola no sea alta en sodio. Recuerda que el secreto para una buena salud esta en la moderación. Evita o limita las porciones de alimentos con alto contenido en sodio y no agregues más sal de la necesaria a tu comida.

Imagen | Kevin Dooley
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