Cualquier persona pensaría que la comida para bebés está perfectamente regulada, sin embargo, es una de las lagunas regulatorias más grandes. Después de varias pruebas realizadas por Consumer Reports, encontraron que la comida comercial para bebé y niños pequeños, contiene niveles preocupantes de plomo, mercurio, cadmio y arsénico inorgánico. Las pruebas analizaron 50 alimentos envasados para bebés y niños pequeños en Estados Unidos, desde cereales hasta snacks, probando tres muestras de cada uno. Los productos más preocupantes fueron los snacks, que son las barras, galletas, galletas saladas, y galletas para la dentición. No se encontró una diferencia entre productos orgánicos y no orgánicos.
Se sabe que los metales pesados son tóxicos para el cuerpo humano y se acumulan con el tiempo cuando las personas comen alimentos que los contienen y a través de la exposición ambiental. Los efectos son a largo plazo, no a corto plazo. Los bebés no van a vomitar o a presentar una reacción inmediata. Las sustancias pueden contribuir a cánceres, enfermedades neurológicas, diabetes, problemas reproductivos y enfermedades cardiovasculares.
Consumir estos productos no garantiza que un niño vaya a desarrollar problemas de salud, sólo que puede aumentar su riesgo. Si los problemas se desarrollan depende de varios factores, incluida la genética y la exposición a otras fuentes de metales pesados, como la pintura con plomo o el agua contaminada.
Según los resultados del estudio, los alimentos que contienen arroz y camote son los que tienen mayor probabilidad de contener altos niveles de arsénico, y algunos también tenían niveles elevados de plomo y cadmio. Estos metales se encuentran naturalmente en el ambiente y pueden ser absorbidos por las plantas a medida que crecen. Pero las actividades humanas, como el uso de pesticidas, la minería y el uso de gasolina con plomo, pueden contaminar el medio ambiente con niveles más altos, lo que hace que nuestros alimentos sean más tóxicos.
Actualmente en Estados Unidos no existen límites impuestos por el gobierno federal para metales pesados en los alimentos para bebés. La Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos, FDA, está trabajando en las normas para limitar el arsénico inorgánico en el jugo de manzana y el cereal infantil de arroz, y espera tenerlos listos a final del 2018. En México la NOM-131-SSA1-2012, establece los límites máximos de metales pesados para leche de fórmulas, y alimentos a base de cereales para lactantes y niños de corta edad (arsénico 0.10 mg/kg, mercurio 0.05 mg/kg y plomo 0.20 mg/kg). Sin embargo, no se han realizado un estudio para analizar si la comida de bebé en México contiene metales pesados. Lo que es cierto es que muchos productos los importamos de Estados Unidos.
Mientras tanto, Consumer Reports, recomienda a las compañías utilizar materia prima proveniente de productores confiables y de lugares donde se sabe existe menor probabilidad de contaminación, así como asegurarse de que durante el proceso de fabricación no se introduzcan contaminantes, como el metal utilizado en la maquinaria o que el agua este perfectamente purificada.
¿Qué podemos hacer?
Es cierto que una de las soluciones más sencillas es preparar la comida para bebé en casa, el problema es que muchas veces los ingredientes que nosotros utilizamos también pueden estar contaminados, como el arroz. Aunque puede que no sea posible eliminar por completo los metales pesados de algunos alimentos, podemos reducir la cantidad a la que nos exponemos y así minimizar algunos de sus efectos a la salud.
Lo primero es escoger alimentos con bajo contenido de metales pesados, especialmente para reemplazar los snacks empacados, como manzanas, puré de manzana, aguacates, plátanos, cebada, frijoles, queso, uvas, huevos, melocotones, fresas y yogur, entre otros. Escoge pescados con bajo contenido de mercurio, evitando la carne de tiburón, pez espada, caballa, marlín, y atún de ojo grande. Y como en cualquier tipo de dieta, encontrar el equilibrio. Si le das muchos productos a base de arroz, trata de mezclar avena o trigo. La idea es encontrar un equilibrio y no enfatizar un grano o alimento en particular.
Después de los resultados negativos, se espera que las empresas que fabrican estos productos realicen más pruebas y establezcan estándares de calidad más estrictos. Mientras tanto, nosotros como consumidores debemos de exigir mayor vigilancia, tanto en el proceso de manufactura y etiquetado.
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