¿A qué hora acostumbras comer? Al parecer, muchos tenemos el hábito de tener un momento específico en el día para consumir nuestros alimentos, mientras otros tantos, acostumbran horarios son irregulares, ya sea por trabajo o hábito. ¿Tendrá la misma importancia lo qué comemos y cuándo lo hacemos?
En una reciente revisión de investigaciones sobre los efectos de los horarios alimenticios en la salud, algunos estudios sugieren que comer de manera irregular esta ligado a un alto riesgo de síndrome metabólico, es decir, la combinación de hipertensión arterial, diabetes tipo 2 y obesidad.
La limitada evidencia destaca la necesidad de realizar estudios a mayor escala, para entender mejor el impacto de los horarios de alimentación en la salud pública, particularmente en el caso de traajadores que rolan turnos o el famoso jet lag, ya que muchos de nosotros vivimos bajo el "reloj social" en vez de nuestro reloj biológico.
El día a día, puede resultar demandante e irregular. Los patrones de alimentación, han cambiado notablemente en los últimos años: varias comidas son omitidas, comemos fuera de casa, en el camino, muy tarde en el día e irregularmente.
Comer inconsistentemente, puede afectar nuestro reloj interno o ritmo circadiano. Muchos procesos metabólicos se llevan a cabo en este ciclo de 24 horas, como el apetito, digestión y el metabolismo de la grasa, colesterol y glucosa.
La ingesta de alimentos, puede influenciar nuestro reloj interno, particularmente en órganos, como el hígado y el intestino, mientras que nietro reloj central es regulado por la luz y oscuridad.
Los investigadores quieren estudiar mas a fondo la crono-nutrición, es decir el impacto de la nutrición en los procesos metabólicos en los patrones circadianos a través de la ingesta de nutrientes, regularidad (o irregularidad), frecuencia y hora del día.
Las personas que trabajan rolando turnos, son mas propensos a desarrollar algún tipo de cáncer, enfermedades cardiovasculares y síndrome metabólico. A la vez, estos cambios de horario laboral, rompen los patrones dietéticos, generando hábitos que tienen efectos en la salud.
En el caso del jet lag, los patrones irregulares de sueño afectan el apetito y conducen a ganar peso.
Pasando a otro punto a considerar, aunado a la irregularidad en los patrones de comida, se tienen las pobres elecciones de alimentos. Los autores señalan que además de cuándo y qué comer, también valdría la pena añadir, con quién comemos, ya que se ha comprobado, que comer en casa, genera y refuerza los buenos hábitos alimenticios de la familia, sobre todo niños y adolescentes.
Los investigadores concluyen, que todos estos datos son de ayuda para generar estudios que analicen a profundidad los horarios de alimentación. También que es importante seguir un plan de alimentación con las calorías necesarias por cada individuo repartidas a lo largo del día; siguiendo el patrón de mayor cantidad en el desayuno, seguido de la comida y la cena, o establecer otra sugerencia de porcentaje de calorías para actualizar las guías dietéticas y de esta manera, mejorar la salud pública.
Vía | King´s College London
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