El día de ayer hablábamos sobre el uso del aceite de oliva en la cocina y aclarábamos algunas ideas erróneas sobre él. El día de hoy quiero profundizar en otro aceite, uno que hemos visto que se ha popularizado rápidamente en los últimos años, el aceite de coco.
Quienes hemos oído hablar de él o lo hemos usado, sabemos que al ser un aceite mínimamente procesado es una de las alternativas saludables para la salud del corazón. Por ello es que muchos nos hemos preguntado en algún momento si con el aceite de coco podemos olvidarnos de otras grasas como la mantequilla, el aceite de oliva, el aceite de canola o cualquier otro tipo que estemos usando actualmente. Hablemos de ello.
¿Qué es el aceite de coco?
Lo primero que debemos saber del aceite de coco es de dónde proviene. La respuesta es tan sencilla como que es extraída de la parte interior de los cocos, de la pulpa blanca. Los cocos que son utilizados para su extracción se cosechan cuando sus cáscaras externas todavía están verdes, las cuales se desechan una vez que son abiertos. La pulpa se procesa a través de métodos de prensado en frío para después ser pasada por filtros para eliminar las impurezas del aceite y ser finalmente envasado.
Es importante señalar que el aceite de coco se encuentra en estado sólido cuando está a temperatura ambiente, y que cuando se calienta cambia a estado líquido. También es bueno saber que no es lo mismo aceite de coco que mantequilla de coco, pues el primero se extrae de la pulpa, el segundo se elabora procesando la totalidad de ésta.
¿Cómo cocinar con aceite de coco?
Esta es quizá la pregunta más frecuente sobre este interesante aceite. Debemos saber, que es ideal para dorar, saltear e incluso, dependiendo de su calidad, podemos usarlo para freír. Cuando se trata de hornear, se considera que es mejor sustituto a la mantequilla que otros aceites, como el de oliva o de canola. Aunque, personalmente, si una receta indica mantequilla prefiero usar la mantequilla, pues con las substituciones no siempre se obtienen los mismos resultados.
La buena noticia, es que hoy en día es fácil encontrar recetas que ya han sido probadas usando aceite de coco, de modo que no tenemos que andar experimentando. Si hay algo que hay que tener en cuenta además del sabor, es que la mantequilla y el aceite de coco se diferencian en que la mantequilla tienen un mayor contenido de agua y que ambos tienen un punto diferente para derretirse, por lo que no puede intercambiarse simplemente.
¿Cómo almacenarlo?
Al igual que como debemos hacer con todos los aceites, el aceite de coco debemos almacenarlo en un lugar fresco y oscuro, pero además, debemos de tener cuidado de no colocarlo cerca de la estufa o el horno, puesto que los cambios de temperatura modifican su estado, pudiendo pasar fácilmente de estado sólido a líquido y viceversa, y esto último hace que su calidad disminuya más rápidamente.
A diferencia del aceite de oliva, el aceite de coco puede ser refrigerado, pero es preferible conservarlo simplemente a temperatura ambiente, puesto que de esa manera es más fácil sacarlo con una cuchara o esparcirlo sobre cualquier otro alimento, como el pan tostado por ejemplo.
Beneficios del aceite de coco en la salud
Ya hemos dicho que el aceite de coco es saludable debido a su poco procesamiento, pero también lo es por que es rico en ácidos grasos de cadena media que ayudan a elevar el colesterol bueno HDL, mismos que también son encontrados en la leche materna y que son altamente beneficiosos para nuestro organismo.
Estos mismos ácidos grasos pueden incrementar los niveles de cuerpos cetónicos en la sangre, los cuales proporcionan mayor energía en el cerebro, lo cual puede ayudar a reducir los síntomas de los pacientes de Alzheimer, así como a disminuir los ataques epilépticos en las personas que los padecen.
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