No hace falta más que mover de lugar los productos que más se venden para que los supermercados logren que nos demos una vuelta por todos sus pasillos, y en la búsqueda de lo que necesitamos, encontremos nuevos e interesantes productos que tienen para ofrecer. Al menos, eso es lo que me ha pasado a mí recientemente, y entre aquello nuevo que encontré fueron diferentes derivados del coco.
Ya hace algún tiempo hablábamos de uno de sus derivados con mayor auge en nuestros días: el aceite de coco, así que hoy les propongo tomarnos unos minutos para conocer algunos otros derivados, como la leche, la mantequilla, la harina, el azúcar, y desde luego, el coco rallado. Recuerden, que si conocemos nuestros ingredientes y dejamos que salga a relucir nuestra creatividad, podemos lograr extraordinarios platillos.
Lo primero que debemos saber, que es que los derivados del coco nos ofrecen una gran versatilidad, especialmente a quienes su dieta les restringe los lácteos, y se convierten en sustitutos cremosos para la leche de vaca y la mantequilla, con un exquisito sabor dulce, a nuez, que va bien tanto con platillos dulces como salados.
Leche de coco
Si nos detenemos a pensar en un coco, seguramente recordaremos tres elementos principales: la cáscara exterior dura, su carne o pulpa cremosa dentro de ella, y en el interior el agua. Seguramente nos preguntaremos entonces ¿de dónde sale la leche? pues bien, tal como el aceite, se consigue mediante un procesado. Su carne se ralla y se hierve, hasta que la leche o crema sube a la parte superior. Este proceso se repite para lograr una leche más fina.
Es bueno saber, que la leche de coco que venden enlatada o en tetrapack contienen una mezcla de ambas leches, la gruesa y la fina, así como un poco de agua. Importante mencionar que la leche de coco puede mantenerse a temperatura ambiente hasta que sea usada, y una vez abierta podemos almacenarla en el refrigerador de 7 a 10 días.
Coco rallado
El coco rallado o hojuelas de coco provienen de la pulpa seca del coco, y se puede encontrar en diversos tamaños, ya sea tan finos como el azúcar refinada, hasta en copos, pero además podemos encontrarlo natural o endulzado o tostado.
El coco rallado, si se mantiene en un recipiente hermético y en un lugar fresco, permanece en perfectas condiciones para su uso hasta por cinco meses, mientras que en el congelador, puede durar hasta un año.
Mantequilla de coco
Cuando el aceite de coco y la pulpa se muelen juntos, forman una pasta similar a la mantequilla de cacahuate, a la que se le conoce mantequilla de coco o maná de coco, éste último nombre lo recibe por que proporciona un sabor a coco mucho más rico que el aceite. Su textura es similar a la cera cuando está fría, pero caliente es realmente cremosa.
La mantequilla de coco, la encontramos en los supermercados fácilmente junto a la crema de cacahuate o a la popular crema de avellanas con chocolate. Al igual que el aceite de coco, la mantequilla de coco es sólida a temperatura ambiente y al igual que en las mantequillas de frutos secos, el aceite puede separarse, por lo que tendremos que calentar todo el frasco en un recipiente con agua tibia ayudarnos de un cuchillo o palillo para volver a integrarlos.
Ahora bien, debemos pensar en la mantequilla de coco no como un sustituto de la mantequilla para hornear, sino más bien, para untar sobre el pan o para agregar al café para hacerlo más cremoso.
Harina de coco
Sólo un poco de imaginación se requiere para saber el origen de la harina de coco, pues no es mas que la pulpa del coco seca y molida hasta que se logra una textura fina y suave. Por lo mismo**, la harina de coco es rica en fibra, no tiene gluten** y le añade un delicado sabor a coco a las recetas en que se usa.
La harina de coco, podemos encontrarla junto a las harinas alternativas para hornear en el supermercado, y debemos guardarla en un recipiente hermético en el refrigerador o incluso en el congelador, donde nos durará hasta doce meses.
Azúcar de coco
A diferencia de los otros derivados, el azúcar de coco no procede de la carne ni del agua adentro del coco, sino de la salvia de los botones de las flores de la palma de coco. Por ello, no tiene sabor a coco, pero en cambio ofrece un profundo sabor a caramelo. Una vez que hemos abierto el empaque en que la adqurimos, debemos pasarla a un contendor hermético que deberá ser colocado en un lugar fresco y seco de nuestra cocina.
Imágenes | Pixabay, Nutiva, Bannistar En Directo al Paladar México | Lo que necesitas saber sobre el aceite de coco para cocinar
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