Planificar nuestras comidas tiene una diversidad de motivos, bien puede ser por intentar llevar una alimentación más saludable, por querer cocinar en casa de manera más frecuente, por ajustarnos a un presupuesto o por otros motivos familiares. Para ello, quienes nos encargamos de preparar las comidas en casa, echamos mano de papel y lápiz para hacer nuestro plan de comidas de manera semanal, quincenal o incluso mensual.
Al hacerlo, logramos también reducir el estrés sobre qué prepararemos de comer día a día, además de también reducir el desperdicio de alimentos. Sin embargo, los mejores planes deben ser flexibles, pues la vida pasa y algunas veces las situaciones se salen de nuestro control. Por ello, hoy te damos algunos consejos para una mejor planeación de tus comidas.
Para que nuestro plan de comidas sea un éxito, y no caigamos pronto en el fastidio, la desesperación, el exceso de quehaceres, debemos pensar en él como un proceso que lleva dos pasos: planear y realizar, procurando que ambas actividades las disfrutemos.
Planear
Si bien podemos llenarnos de ideas de comidas que se nos antoja preparar, lo cierto es que el tiempo que tenemos es limitado por nuestras demás actividades, por lo que lo ideal es planear solo unas cuantas comidas a la semana, enfocándonos en tres o cuatro comidas, sin miedo a utilizar lo que ha quedado a la hora de la comida para preparar las cenas. Además, siempre es buena idea que por lo menos una de esas comidas, sea algún platillo para el cual no necesitamos estar mirando una receta.
El planear nuestras comidas implica también que hagamos la lista de compras, y si bien es necesario que incluyamos los ingredientes necesarios para las comidas que hemos planeado hacer, debemos también asegurarnos que tenemos en la despensa y en el refrigerador algunos ingredientes que podamos utilizar para preparar comidas sencillas como huevos, frijoles o tortillas.
Si no tenemos inconveniente en congelar la comida, también podemos animarnos a preparar el doble de una de las recetas que hemos escogido, usar entonces una parte para comerla el día que la preparamos, y congelar la otra parte para utilizarla en días futuros.
Realizar
Para la gran mayoría de nosotros, no todos las semanas son iguales entre sí, por lo que no siempre podremos realizar lo que hemos planeado. De allí, que es necesario que aprendamos a ser flexibles. Así, si un día no hemos podido preparar lo que teníamos en mente, no debemos preocuparnos y en cambio, podemos echar mano de esos ingredientes básicos que hemos adquirido para preparar algo más sencillo.
Otra de las ventajas de no planear muchas comidas, es que hacerlo nos da espacio para poder usar aquellos sobrantes que han quedado de la hora de la comida, reduciendo así el desperdicio de alimentos. Ya sea, que lo sirvamos tal cual, o que usemos esos restantes para preparar algo completamente diferente. Por ejemplo, los restantes de pollo podemos usarlos para preparar sandwiches, o unos tacos dorados; el arroz, por ejemplo, podemos reutilizarlo para hacer un arroz frito.
Por último, si nuestra agenda está llena de actividades, es buena idea que en nuestro plan incluyamos algún día para comer fuera de casa o para pedir comida a domicilio. Al hacerlo, no tendremos el estrés de tener que cocinar ese día y seguramente, nuestra familia también lo disfrutará.
Imágenes | Pixabay
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