Aunque en México la mayoría de las veces confundimos el té con una tisana herbal, debemos recordar que no son lo mismo. Los tés negro, verde, blanco y oolong proceden de la planta de té conocida como Camellia sinensis, mientras que la tisana se consigue hirviendo determinadas combinaciones de hierbas, especias, frutas deshidratadas y cortezas, usualmente con fines medicinales.
Por otro lado, la popularidad del té es tan grande que únicamente es sobrepasada por el agua. De sabor ligeramente amargo y estringente, contiene antioxidantes, flavonoides, polifenoles y catequinos, por lo que tiene propiedades neuroprotectoras, ayuda al control de apetido y puede disminuir el dolor y las náuseas. Pero, ¿cómo se hace el té?
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Cultivo y cosecha
En el cultivo y cosecha de cualquier planta y sus frutos, lo primero que se debe conocer son sus preferencias medioambientales, y en el caso de la planta de té, ésta disfruta de un clima cálido y húmedo con temperaturas que van entre los 10ºC y los 35ºC. Para su desarrollo, necesita una buena cantidad de lluvia y un suelo profundo, ligero, bien drenado y ácido.
Recién plantados, los arbustos jóvenes no se tocan durante dos años, para después, hacer podas que los mantengan por debajo de un metro de altura. Al podarse de forma regular cada 7 o 14 días, los recolectores pueden identificar fácilmente los nuevos brotes, y son esas hojas verdes jóvenes las que se usan para elaborar el té.
Los expertos saben que dependiendo del tamaño de las hojas usadas se producen diferentes calidades de té, siendo el tipo Darjeeling el mejor, para el cual se requieren 22,000 brotes para elaborar un kilo de té. Le sigue el tipo Assam, para el cual se usan brotes más grandes en un trabajo minucioso sobre 10,000 unidades por kilo.
El proceso de oxidación
Las hojas cosechadas por los recolectores se extienden en bandejas y estantes grandes, y se dejan secar al aire caliente. Una vez secas, las hojas flácidas se rompen con rodillos para liberar las enzimas de la planta que se oxidan al entrar en contacto con el aire, mientras que las hojas rotas se colocan en un ambiente frío y húmedo durante varias horas para que fermenten y oxiden hasta que el proceso de oxidación se complete y las hojas tengan un tono dorado.
Para terminar el proceso, las hojas oxidadas de secan completamente, lo que cambia el tono de las hojas a un color negro. Luego se clasificará por tamaños antes de pesarse y empacarse, ya sea en pequeños cofres, bolsitas de té o empaques de té suelto.
Los tipos de té
Esta forma de cultivo, cosecha y elaboración de té es muy similar para las diferentes variedades, aunque cambian ligeramente dependiendo del tipo que se desa obtener. En el caso del té verde, la hoja se cuece al vapor y se rueda antes de secar; para el té blanco los brotes se despluman a mano y se secan de modo que la humedad natural se evapore antes del secado y no se produzca la oxidación. En el caso del té Oolong, tiene una oxidación mucho más corta, por lo que su sabor es más fresco pero con los matices del té negro.
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