El maíz se domesticó por primera vez en México hace miles de años, extendiéndose rápidamente por todo el continente americano. Con el paso de los años, surgieron alrededor de 20,000 o más variedades diferentes de maíz. Hoy en día, Estados Unidos es el mayor productor de maíz en el mundo. Sin embargo, la diversidad genética en ese país es casi nula. Por lo general los agricultores estadounidenses compran sus semillas a grandes corporaciones, en lugar de cultivar las suyas.
Esa práctica se ha extendido a muchos países, incluido México. La gran diferencia es que en nuestro país todavía existen campesinos que cultivan sus propias semillas, generando la mayor parte de la diversidad genética del maíz en América del Norte. La diversidad genética es la clave para que los cultivos respondan a las amenazas ambientales, que van desde plagas hasta cambios climáticos. Debido a las predicciones futuras relacionados con los cambios ambientales, contar con plantas con poca diversidad genética podría generar escasez de alimentos o precios elevados.
Se estima que el 78 por ciento del maíz cultivado en México pertenece a pequeños campesinos; el 22 por ciento restante a grandes productores de maíz. Según algunos investigadores, los campesinos mexicanos cultivan anualmente aproximadamente 138 mil millones de plantas de maíz, pertenecientes a 59 variedades de maíz nativas de México, de todos tamaños y colores. ¿Qué es lo que ocasiona tanta diversidad? La tradicional forma de cultivo, que consiste en guardar o compartir con amigos y familiares semillas de una temporada a otra. El cultivo del maíz en un amplio rango de temperaturas, altitudes y pendientes ha permitido que se formen mutaciones raras, que de lo contrario desaparecerían.
El gobierno mexicano, tratando de apoyar al sector productor de maíz, suministró durante algunos años, semillas de maíz mejoradas, las cuales son un poco más caras. Esto ocasiono preocupación por la pérdida de variabilidad genética en el maíz, al reemplazar variedades nativas por variedades introducidas. Sobre todo, cuando se sabe que las semillas mejoradas tienen un mejor rendimiento comparado con las variedades locales. En el 2007, el gobierno retiro el subsidio de las semillas mejoradas.
Aunque el uso de semillas mejoradas ha crecido en los últimos años, su cultivo se sitúa en regiones con una fuerte orientación comercial a gran escala y una buena infraestructura, así como entre campesino con tierras grandes. Sin embargo, hoy en día muchos campesinos de pequeña escala, sobre todo en zonas de bajos recursos, continúan cultivando maíz nativo de la forma tradicional, tanto para consumo propio como para vender.
Por eso, los pequeños agricultores de maíz juegan una pieza clave en mantener la diversidad de este cultivo en nuestro país. Ahora existen fundaciones y programas enfocados en promover la siembra de variedades locales, así como continuar con las prácticas y el conocimiento aprendido de generación en generación. Muchos pensamos que la agricultura campesina aporta poco al suministro de alimentos, pero pueden alimentar a casi la mitad de la población mexicana. ¿Qué podemos hacer nosotros como consumidores? Informarnos, preguntar y comprar maíz nativo.
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