En los últimos años, las bolsitas con comida para bebé se han vuelto demasiado atractivas para los consumidores con niños pequeños. Estos tubos de plástico, de los cuales los niños pueden chupar purés de frutas, vegetales, carne y granos, se introdujeron hace aproximadamente una década y ahora representan el 25 por ciento de las ventas de alimentos para bebés.
Es cierto que las bolsitas de comida pueden ser un refrigerio saludable para los bebés y los niños pequeños, y un salvavidas para los padres ocupados. Son una forma de ofrecer a los más pequeños porciones de frutas y verduras en lugar de otras opciones menos saludables, son convenientes y limpias, no necesitas una cuchara para darles de comer, además no es necesario que estén refrigeradas y tampoco necesitas calentarlas.
Pero ahora muchas personas hablan de las desventajas de este tipo de presentaciones de comida, sobre todo cuando se convierten en un reemplazo para la comida normal. Nutriólogos y pediatras opinan que pueden ser el inicio de malos hábitos alimenticios, principalmente porque enseñan a los niños a comer en exceso de forma constante.
En los primeros años de la vida de un niño, comer es una experiencia de aprendizaje, así como una necesidad biológica. Al ofrecer diferentes alimentos, los niños aprenden a comer, a masticar y a tragar; así como a diferenciar texturas y sabores. Si, durante los primeros años de vida, los niños obtienen la mayoría de sus nutrientes chupando una bolsa de plástico, es posible que pierdan algunos pasos importantes en su desarrollo, especialmente aquellos relacionados con el habla.
Los bebés nacen con la capacidad de beber, moviendo la lengua de adelante hacia atrás para succionar leche o fórmula. Alrededor de los seis meses de edad, comienzan a prepararse para alimentos más complejos y aprenden a mover la lengua de un lado a otro, la base para aprender a masticar. Comer exclusivamente de bolsas es más como beber y no desarrolla el proceso masticatorio.
Y aunque es cierto que, al consumir estas bolsitas, los niños están obteniendo los nutrientes de las frutas y las verduras que contienen, muchas veces orgánicas, es importante que los niños aprendan a diferenciar el sabor de la comida real que comerán más adelante. Muchas veces el ingrediente principal de estas bolsas, es una fruta dulce como manzanas o peras, que enmascara el sabor de otros ingredientes como espinacas o kales. Sabemos que una de las cosas más emocionantes de comer, es conocer el aspecto y el olor de la comida, pero en una bolsa los niños no pueden ver la comida que están ingiriendo.
Otro riesgo es que si se hace costumbre darles una de estas bolsitas a los niños cuando están enojados o irritables, aprenden a relacionar la comida dulce con la calma y la tranquilidad, y con el tiempo relacionan comer como una actividad para satisfacer necesidades emocionales en lugar de fisiológicas. Los niños se adaptan y responden bien a las rutinas, sean buenas rutinas o no.
El crecimiento de las bolsas de alimentos para bebé forma parte de la cultura que enfatiza la eficiencia sobre el placer, y ve la comida y el acto de comer como un obstáculo para una vida productiva. Los padres que viven bajo las exigencias de la vida moderna, muchas veces prefieren terminar con las comidas estructuradas y buscan una alternativa menos ordenada, ofreciendo comida en momentos no establecidos, cuando los niños tienen hambre. Las bolsas con comida de bebé es una forma de alimentación móvil.
Comer una comida acompañados de otras personas es una experiencia totalmente humana, pero cuando las comidas se consumen caminando y a través de un tubo, ese lado de la experiencia humana se pierde. Lo ideal es que las familias establezcan horarios para todas las comidas del día, así como para los refrigerios.
Tampoco nos debemos de preocupar cuando los niños ocasionalmente comen de una bolsa, siempre hemos dicho que la solución está en el equilibrio. Las bolsas con comida para bebé son una mejor alternativa que las galletas u otros alimentos con poco valor nutricional pero altos en calorías, sal o azúcar. Pero es cierto que lo mejor es limitar su uso y buscar el tiempo para ofrecer otro tipo de alimentación.
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