Preparar café correctamente no es tan fácil como se dice. Millones de personas en el mundo consumen café a diario ya que se trata de una bebida que, además de deliciosa y apta para los días de frío (o no), se prepara de diferentes maneras dependiendo de la cultura del lugar. Pero, ¿sabes cómo prepararla correctamente? Más allá de una infusión de granos molidos y agua, prepararlo correctamente tiene su "chiste".
Algunos hábitos comunes que solemos tener cuando preparamos café, son erróneos y pueden arruinar por completo la placentera experiencia cafetera. Quizás lo hacemos por costumbre, mito o puro desconocimiento, y por eso, te decimos cuáles son los errores más habituales que estropean un buen café:
Utilizar una mezcla de café o torrefacto
El café de especialidad no es el más barato -aunque en comparación con otros productos, tampoco es especialmente caro, todo depende de prioridades-; tampoco es un pecado adquirirlo en el súper, pero si lo que de verdad quieres es degustar un sabor estupendo que despierte tus sentidos, olvídate del café mezcla.
El café mezcla es solo una combinación de torrefacto con otros granos de tueste natural -arábica o robusta-, que suavizan un poco el sabor pero sigue siendo de mala calidad. Para la empresa que lo comercializa es más económico, eso sí.
Aunque no dominemos la jerga cafetera especializada, una cuestión sí hay que tener clara: el café, siempre de tueste natural.
Comprar cualquier café de supermercado
Los supermercados son tiendas de conveniencia muy prácticas para los estilos de vida actuales, pero, definitivamente, no son el mejor sitio para adquirir productos de una categoría seleccionada.
Si te interesa el verdadero aroma del café y sabor, lo mejor es acudir a una tienda de café de especialidad encontraremos una selección de granos de diferentes orígenes, que cambian según la temporada del año. En estos locales los profesionales son expertos en su campo y nos pueden asesorar para dar con nuestro café ideal. Podremos elegir entre distintos varietales, altitudes de cultivo, fechas de cosecha, procesamientos del grano, grado de tueste, etc.
Conservar de cualquier forma el café
¿De qué sirve invertir en buen café si luego lo guardamos de cualquier manera en casa? Como a tantos otros productos, al café tostado le afecta la humedad, el calor, la luz solar, los olores fuertes y los cambios bruscos de temperatura. Además puede absorber aromas extraños de materiales en los que entre en contacto.
El café es como la cerveza, tiene que guardarse en un recipiente especial y no darle luz o humedad. Cerámica, metal o vidrio son buenas opciones, mejor aún si están diseñados específicamente para guardar café. El vidrio transparente es admisible si lo mantenemos en un armario o cajón completamente oscuro, seco y fresco, lejos de fuentes de calor de la cocina.
Comprar mucho café para dejarlo guardado mucho tiempo
Aquí no valen las ofertas. ¿Comprar una gran cantidad de café porque está de oferta? No es buena idea, lo que tienes que saber es que el café se estropea muy rápidamente. No es que se eche a perder, pero su sabor y aroma disminuirán con el tiempo, y por lo tanto la calidad del grano también.
El grano de café es un producto muy delicado. Solo cuando se tuesta se liberan todas sus propiedades organolépticas, desprendiendo los aceites naturales y su característico aroma. Pero, también desde el momento del tueste, empieza su deterioro, que además se acelera cuando se muele.
No utilizar la cafetera adecuada para lo que queremos obtener
Cafetera italiana o moka, prensa francesa, americana de filtro o goteo, automática, Chemex, de sifón, de émbolo... hay multitud de cafeteras disponibles en el mercado, sin mencionar las de cápsulas, y la elección de cada una depende, primeramente, de los gustos y en segunda opción: del presupuesto.
Cada sistema de preparación y filtrado ofrece resultados diferentes. No conseguiremos un espresso con una Chemex, ni un cold brew con una superautomática, por ejemplo.
No prestar atención al molido
El café en grano necesita ser molido correctamente antes de extraer la infusión. Para mantener la frescura es aconsejable disponer de molinillo en casa y molerlo siempre al momento, o dejar que sea la cafetera automática la que lo haga. Una vez molido pierde propiedades a gran velocidad.
Tampoco hay que olvidar que el grado de molido afecta a la propia bebida. Cuando se emplea un grado de molienda demasiado fino para el tiempo de infusión, podríamos provocar una sobreextracción que culmina en un café muy amargo y astrigente. Y al contrario, el grano grueso dificulta la extracción si la preparación es más rápida, ocasionando una bebida débil y con poco aroma.
Calentar el café demasiado o dejarlo hervir
Este problema nos lo ahorramos si usamos una cafetera automática, pero es un error habitual con las italianas de moka. En este sistema el agua se calienta a unos 90º C; no necesita llegar a ebullición para subir por el embudo y provocar la infusión. Pero, una vez listo el café, si no la apartamos del fuego puede empezar a hervir rápidamente, y si supera los 93 grados, comienza la sobreextracción del café, provocando la degradación de sus compuestos químicos naturales, estropeando sabor y aroma y echando a perder nuestra bebida.
Usar agua de mala calidad
Hemos hablado mucho de los granos de café pero, ¿damos la importancia que se merece al agua? Al fin y al cabo, es el mayor componente de la bebida, y si no es de primera calidad, difícilmente el café saldrá bueno.
Parece obvio deducir que, si el agua tiene un olor extraño, el café heredará ese regusto.
El mejor consejo es invertir en agua mineral embotellada o, más sostenible y rentable a largo plazo, utilizar algún sistema de filtración en casa. Así tendremos además buen agua para beber y cocinar.
Recalentarlo en el microondas
El café se tiene que tomar recién hecho. La única excepción está en las preparaciones frías o de larga exposición, pero hablamos aquí del café más corriente, sobre todo el mañanero. Recalentarlo equivale a dejarlo sin sabor, olor y propiedades, a menos que te guste tomar una deliciosa "agua de calcetín", como le decimos en México.
Hay muchas variedades de café y de sistemas de preparación, recetas y preferencias en cuanto a intensidad o sabor. Todas las opciones son válidas y merece la pena probar variantes nuevas, siempre que se respeten los principios básicos evitando caer en los errores más típicos, para que de esta manera puedas tener un resultado de la mejor calidad.
¡Toma nota!
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