Maridar bebidas y alimentos es lo de hoy. No obstante, hacerlo adecuadamente requiere de ciertos conocimientos básicos que, una vez aplicados, permitirán que la experiencia sea gloriosa. La cerveza es una gran aliada para esto, ya que puede crear interacciones armoniosas en el paladar que otras bebidas, como el vino y destilados, no alcanzan a lograr.
Desafortunadamente predomina el estigma de que la cerveza es un producto barato que va perfecto con papitas y cacahuates. Pero va mucho, muchísimo más allá. Una buena chela puede brindarnos recursos para exaltar inusitadamente nuestros alimentos. Y aunque muchos crean que es una labor tan compleja que parece inalcanzable, es tenemos una gran noticia: no es así. Entre más vayamos ejercitando nuestro paladar, será cada vez más sencillo y sorprendente.
En esta ocasión consultamos a nuestro experto en la materia, Ricardo Castro, quien es Certified Cicerone® y quien nos explicó que hay tres aspectos súper básicos que debemos tomar en cuenta al momento de mezclar de forma ideal los sabores de una cerveza y un platillo.
En posteriores entregas te iremos contando cómo hacerlo de forma práctica, con comida a tu alcance; no obstante, por el momento es muy importante que pongas atención a lo siguiente. Ve tomando nota.
1. Intensidad con intensidad
Al maridar comida con cerveza uno de los objetivos más importantes es buscar balance. Para poder lograrlo hay que pensar en el impacto sensorial tanto de la cerveza, como del alimento. Por ejemplo: a los sabores delicados queremos complementarlos, no aplastarlos; y por lo mismo, para alimentos pesados hay que buscar cervezas fuertes.
2. Armonía/Vínculo
Las combinaciones usualmente funcionan mejor cuando tanto la cerveza como el alimento comparten similitudes. Imagínatelo así: el carácter de un buen queso cheddar con notas dulces y de nueces puede acompañarse perfecto con un cerveza estilo Brown Ale, porque sus propiedades parecidas logran vincularse de forma armónica.
3. Corte
Algunas de las características de la cerveza ayudan a limpiar o eliminar sabores intensos o grasos de la boca. Algunos de estos elementos en la cerveza son la carbonatación, acidez o amargor. Es decir: cuando tenemos enfrente alimentos salados o muy grasosos, el carácter ácido de una cerveza ayuda a cortar esta intensidad. Recrea en tu mente la mezcla del sabor de anchoas con una cerveza Gueuze. ¿Apoco no funciona increíble?
Ahora bien, es importante que sepas que una misma cerveza puede aportar las tres características juntas. Recordemos que mientras más profundidad haya en el maridaje, será mucho más exitoso. Una última consideración, a manera de consejo: no te limites con las posibilidades. Un maridaje puede realizarse con cualquier tipo de alimentos; desde la clásica comida de calle, hasta complejas combinaciones gourmet.
La riqueza de lo que pruebes radicará en lo bien que ensamblen los elementos, de acuerdo con los tres principios que ya te explicamos. Ni modo: habrá que sacrificarse y probar muchas combinaciones de esta deliciosa bebida con los platillos de tu preferencia.
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